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Alfonzo está procesado por lesión de confianza por un perjuicio de G. 845 millones a la Municipalidad y por administración en beneficio propio por un daño patrimonial de G. 330 millones a la institución comunal, durante su gestión.
La resolución judicial generó suspicacias por la forma en que fue concedida. La jueza titular de la causa, Blanca Báez, pidió permiso dos días antes de la audiencia, aduciendo “motivos personales”, y solicitó que la magistrada Narváez de Rodríguez interine su cargo.
Hubo denuncias de que existió un “incentivo” y de una fuerte vinculación de amistad o sociedad entre el marido de Magdalena Narváez, Carlos Rodríguez, con el exintendente.
A través de un comunicado, Narváez de Rodríguez negó haber recibido dinero a cambio de la resolución y también de que su marido tenga amistad con el imputado.
Por otra parte, Báez admitió haber alquilado la casa de la pareja sentimental de Alfonzo, Lilian Díaz Benegas, durante el tiempo que estuvo como jueza de paz en Arroyos y Esteros, aunque negó que tenga una relación de amistad con la mujer. Mencionó que en octubre pasado Díaz Benegas le hizo llegar un costoso cuadro que contenía el retrato de su hija recientemente fallecida hecho a mano por Porfirio Bustos y que le devolvió por orden de la Dirección de Ética de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Las explicaciones y alegatos de las juezas después de lo que la ciudadanía considera fue una “maniobra” para favorecer con la libertad a Alfonzo, difícilmente logren tener la confianza de la población arroyense que exige justicia. En esas condiciones, lo correcto es que ambas magistradas se aparten del proceso.
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