Datos de las distintas inundaciones

Ocasionalmente, durante la creciente de los años 1982 y 1983, mi finada madre, Ana, estaba radicada nuevamente después de mucho tiempo en Puerto Antequera. En aquel entonces ella recordaba que las crecientes de los años 1930 y 1931 fueron más voluminosas e ilustró algunas historias.

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En aquel entonces la única parte que no invadieron las aguas fue su casa de material cocido, que fue inteligentemente edificada por su marido a unos 30 centímetros más alto que el nivel de la ruta sobre el mismo río Paraguay.

También recordó que solo faltaron 10 centímetros para que todo este puerto quedara totalmente inundado.

Los pocos pobladores del lugar sobrevivieron en precarios altillos oportunamente construidos y se desplazaban en canoas de maderas que lo amarraban por el horcón principal de su casa.

Luego sobrevino la creciente de los años 1991 y 1992, que felizmente no fue tan drástica ni perjudicial, porque el gobierno de turno mejoró la defensa costera, creando algunos muros de contención muy oportunos y que fueron de suma utilidad en el momento deseado.

Las personas mayores de entonces aseguraban que todas estas crecidas de ríos siempre traen consigo presagios de malos augurios y, efectiva o coincidentemente, años después de la inundación de los años 1930 y 1931, entre 1932 y 35, se desata la guerra del Chaco paraguayo. Todos sabemos lo que este enfrentamiento le costó a nuestro país.

Estas mismas ancianas recordaban que otra creciente, en los años 1902 y 1903, fue supercatastrófica y que Puerto Antequera quedó totalmente inundada, sin querer exagerar, con medio metro de agua sobre el nivel de tierra.

Considerando estos datos, tenemos que todas las crecientes siempre fueron dos años consecutivos, en algunos casos una superior a la otra; por eso nunca debemos bajar la guardia. Para considerar estos datos tenemos que saber que las riberas siempre crecen después de una inundación y que los bancos de arena se vuelven más fértiles y se elevan algunos centímetros. Otros, aunque usted no lo crea, desaparecen y luego nacen en otros lugares.

LA NATURALEZA SIEMPRE ES PERFECTA Y DEBEMOS RESPETARLA, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS.

(*) Poblador de Puerto Antequera

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