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En medio del pugilato, el presidente de la República, Horacio Cartes, una vez más demostró su incoherencia. Durante cuatro años se pasó alabando la administración del “trabajador” y “servidor honesto del pueblo” gobernador de Paraguarí, Miguel Cuevas, y resulta que ahora, al ser candidato a senador por Colorado Añetete, es catalogado como un “bandido”.
El 4 de setiembre pasado último, Cartes, pensando que lograría la unidad del movimiento Honor Colorado en Paraguarí, “bendijo” la precandidatura a gobernador del ministro de Agricultura Juan Carlos Baruja y descartó la postulación para el cargo de la intendenta de Ybycuí, María del Carmen Benítez. Ubicó en el número 1 de la lista para diputados a Tomás “Éver” Rivas y en el 2 a Cuevas.
El jefe departamental, muy enojado, se pasó a la carpa de Colorado Añetete para asegurar el puesto número 1.
Apenas pasaron horas y Cartes se acordó que es necesario “contar la verdad, porque la gente merece saber”. En alusión a Cuevas dijo estar cansado de recibir denuncias por las 12 o 13 camionetas nuevas que ostenta y le tildó indirectamente de sinvergüenza y ladrón. Su “héroe” se convirtió en “villano”.
Luego de que Cuevas declarara que, de su mano, Colorado Añetete ganará por goleada en las elecciones internas en Paraguarí porque tiene apoyo de funcionarios públicos, docentes y dirigentes que rechazan la candidatura de Santiago Peña, la Contraloría comenzó a auditar su administración. El ente contralor también apunta hacia los intendentes disidentes, con lo que se convierte en un simple elemento del cartismo.
En contrapartida, a los cartistas leales se les reparten cargos en entidades públicas con jugosos sueldos, a la intendenta de Ybycuí y su pareja, Rivas, les aseguró mantener el “chorro” de la Organización Paraguaya de Cooperación Intermunicipal (Opaci) con el veto de la Ley de Tránsito y el clan Barrios (Édgar, Miguel Ángel y Marcos), liderado por el diputado Clemente Barrios, mantienen sus zoquetes en Aduanas.
alezcano@abc.com.py