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Para comenzar, es incomprensible que haya sido capaz de poner como directora administrativa a Lorena Hofman, nada más y nada menos que a una sospechada de malos manejos cuando cumplía similares funciones en el hospital de Luque, donde él como interventor reveló que halló múltiples irregularidades. Si esta señora no fue capaz de hacer bien su trabajo en el nosocomio pequeño, ¿cómo espera que responda a las expectativas de un gigante como es el Hospital Nacional?
Hasta el Dr. Antonio Mayans, luego de ser ministro de Salud Pública, se sorprendió de la complejidad del Hospital. Es que en el centro asistencial más que buenas intenciones se requieren de medidas urgentes, concretas, oportunas, acertadas y tener juego de cintura.
Otro punto en que falla el Dr. Ortiz es al no escuchar a los conocedores de la problemática interna, entre ellos el Dr. César Zorrila, gremialista. Aunque es lógico que tema a los sindicalistas porque hay varios que solo buscan su propio beneficio, no debe poner en la misma bolsa a todos.
También pretende hacer callar a funcionarios acusándolos de ser “boicoteadores”, cuando en realidad le están mostrando la viga de sus ojos que se niega a ver. Que él o sus lacayos manden a espiar, filmar, fotografiar, querellar o procesar a funcionarios y a enfermos que se manifiestan reclamando sus derechos -los primeros clamando cobrar parte de sus sueldos del año pasado y los otros medicamentos y buena atención- parece muy bajo.
Su excelente currículum no será suficiente para ayudar a levantar al hospital, si no puede rever su postura. Tal vez esté mal asesorado, pero eso no le exime de responsabilidad.
antonia@abc.com.py