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La incorporación de Bolivia se da en un contexto muy especial para la región. Los dos grandes países del bloque se encuentran sumidos en una grave crisis económica.
Por el lado argentino, la disminución de exportaciones genera menos ingreso de divisas, con la consecuente escasez de dólares para mover la economía; una inflación alta y un crecimiento económico que será prácticamente nulo este año. Y lo que agrava aún más este cuadro, son los permanentes conflictos comerciales con el socio mayor que es Brasil.
Este, por su parte, se halla también en un periodo de crisis grave. Inmerso en escándalos de corrupción, su economía se halla en franco deterioro, tanto que se estima que este año tendrá un decrecimiento de más del 1%. Deterioro que proviene de los problemas de deuda interna, sumados a una inflación alta, y retracción en las exportaciones, hechos que han generado una serie de medidas muy fuertes adoptadas con el objeto de reencauzar la economía, por parte del nuevo ministro de Hacienda asumido con el reciente mandato de la presidenta Dilma. El citado ministro tuvo que retirarlas de nuevo hace unos días porque significaba una contracción todavía mayor en su economía. Aún no se notan los resultados de esta contra-medida.
Si bien es cierto que no es la primera vez que se producen crisis en estos dos países, pues debemos recordar la del real en Brasil en 1998, y la de Argentina en el 2001, los contextos internacionales de ese entonces eran muy diferentes. Los altos precios de las materias primas, principales productos de exportación de los países del Mercosur; China con su crecimiento sostenido de más de 8% al año y Europa y EE.UU. sin un crecimiento espectacular, pero sí sostenido, hacían que esas tormentas que asolaban la región fueran más fácilmente controlables y hubo, en Brasil sobre todo, una recuperación rápida y mantenida hasta el año pasado.
Un hecho resaltante también para el bloque regional fueron las dificultades que se desataron dentro del mismo con el ingreso de Venezuela, ingreso que fuera aprobado por una resolución del año 2008, pero sin cumplir con los requisitos establecidos por el Consejo de Mercado Común para el ingreso de nuevos socios (cosa que no se dio hasta ahora) y luego el más importante de ellos, la aprobación de los respectivos congresos de los países parte.
Con Bolivia, la situación parece ser diferente. De acuerdo a las informaciones que manejamos, el mismo está cumpliendo con todos los requisitos necesarios para su correcta incorporación. Pero además políticamente, para los países pequeños, Paraguay y Uruguay, viene a ser un complemento en la lucha por mantener una suerte de equilibrio dentro del Mercosur. Nos mueven intereses comunes de modo que puede ser más fácil la complementación entre nosotros. Recordemos que hay un tratado entre los tres países, conocido como URUPABOL, que fue firmado el 25 de abril de 1963, antes de la creación de Mercosur, pero que tiene por objetivo básico buscar espacio con los países grandes para obtener negociaciones más razonables y equilibradas. Dicho Tratado fue reimpulsado el 17 de diciembre de 2010, durante una reunión de presidentes de los países integrantes de URUPABOL, realizada en las ciudades de Foz de Yguazú (Brasil) y Hernandarias (Paraguay). En dicho encuentro, ellos: “DESTACAN la vigencia jurídica y política de URUPABOL como mecanismo de coordinación y cooperación entre sus países miembros, así como su utilidad como instrumento de integración y desarrollo, complementando otros mecanismos y esfuerzos de integración que tienen lugar en la región”.
Están, pues, los instrumentos internacionales disponibles como para poder articular medidas para que este tratado pueda seguir ayudando en todos los foros donde actúen los tres países. La política exterior, siempre dinámica, debe ir adecuándose a las nuevas situaciones para que ella sea eficaz y si bien por un largo tiempo URUPABOL estuvo inactivo, es hora de reimpulsarlo.
Creemos pues que con Bolivia en Mercosur como socio pleno, puede darse un paso decisivo para fortalecer y recuperar el tiempo perdido con decisiones equivocadas que se asumieran en ausencia de Paraguay. Y concluimos diciendo que los errores cometidos deben servirnos de lección. Tenemos un corpus iuris Mercosur que debemos cumplirlo y respetarlo. Si volvemos a incumplirlo, creo que su recuperación será ya muy difícil. Y está claro que nuestros pueblos no pueden seguir esperando.
El Mercosur fue una idea para promover desarrollo y crecimiento. No dejemos que cuestiones políticas coyunturales destruyan ese sueño.
*Excanciller del Paraguay - Profesor universitario.