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La ambición de un grupo de pobladores de Paso Yobái y de algunos "foráneos" y la desidia de las autoridades pertinentes para ponerles freno generaron un gran problema medioambiental en la comunidad guaireña. Desde que comenzó la actividad aurífera en el distrito, fue creciendo como una bola de nieve.
La aparición de los foráneos con cierta experiencia en la extracción de oro hizo que un sector de la comunidad se lanzara a la aventura que conseguir el metal precioso de la forma que sea. Con esa ambición desmedida generada se multiplicaron los buscadores, tanto lugareños como personas de otras partes del país, que explotan las minas sin tener en cuenta las técnicas y cuidados recomendados.
El método más práctico es el uso del mercurio, un elemento químico muy peligroso para la salud humana. Desde hace varios años el producto es aplicado en forma discrecional por los "mineros informales" y algunas empresas formales. Con los procedimientos inadecuados perjudicaron el medio ambiente y ensuciaron los cauces hídricos de la ciudad con sedimentos y mercurio.
Hace unos cinco años aparecieron tímidamente los representantes de instituciones como el Viceministerio de Minas y Energía y la Fiscalía del Medio Ambiente, después de que se suscitaran algunos problemas entre los "mineros". Desde entonces se suceden las visitas para "verificaciones" o "controles", pero no hicieron absolutamente aparte de intermediar para resolver los problemas que aparecieron entre un grupo de mineros informales y la empresa Lampa SA, empresa que tiene concesión del Estado para la exploración de los yacimientos de oro, adquirida de dos empresas nacionales.
Hace unos tres años explotó la preocupación por la contaminación causada por mineros informales y en forma rimbombante se formaron comisiones con representantes del Estado para legalizar la actividad, pero todo quedó en la nada. Las visitas de comisiones parlamentarias también fueron la constante.
Ahora la situación es insostenible y ninguna institución estatal muestra interés real en resolver el problema, mientras un número insignificante de mineros le da rienda suelta a ambición desmedida.
gperez@abc.com.py
La aparición de los foráneos con cierta experiencia en la extracción de oro hizo que un sector de la comunidad se lanzara a la aventura que conseguir el metal precioso de la forma que sea. Con esa ambición desmedida generada se multiplicaron los buscadores, tanto lugareños como personas de otras partes del país, que explotan las minas sin tener en cuenta las técnicas y cuidados recomendados.
El método más práctico es el uso del mercurio, un elemento químico muy peligroso para la salud humana. Desde hace varios años el producto es aplicado en forma discrecional por los "mineros informales" y algunas empresas formales. Con los procedimientos inadecuados perjudicaron el medio ambiente y ensuciaron los cauces hídricos de la ciudad con sedimentos y mercurio.
Hace unos cinco años aparecieron tímidamente los representantes de instituciones como el Viceministerio de Minas y Energía y la Fiscalía del Medio Ambiente, después de que se suscitaran algunos problemas entre los "mineros". Desde entonces se suceden las visitas para "verificaciones" o "controles", pero no hicieron absolutamente aparte de intermediar para resolver los problemas que aparecieron entre un grupo de mineros informales y la empresa Lampa SA, empresa que tiene concesión del Estado para la exploración de los yacimientos de oro, adquirida de dos empresas nacionales.
Hace unos tres años explotó la preocupación por la contaminación causada por mineros informales y en forma rimbombante se formaron comisiones con representantes del Estado para legalizar la actividad, pero todo quedó en la nada. Las visitas de comisiones parlamentarias también fueron la constante.
Ahora la situación es insostenible y ninguna institución estatal muestra interés real en resolver el problema, mientras un número insignificante de mineros le da rienda suelta a ambición desmedida.
gperez@abc.com.py