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El Ministerio de Hacienda capta por año G. 56.000 millones en impuestos generados en el Chaco, sin que se devuelva ni la mínima al lugar de origen, ya sea en obras o servicios. El gobernador de Boquerón, Darío Medina (colorado cartista), lamentó que ni el 15% se retribuya a la zona, como estipula la ley.
El Chaco es históricamente un territorio olvidado por el gobierno central. La Ruta Transchaco, por ejemplo, literalmente dejaron que se destruya más de 12 años (pese a innumerables reclamos) hasta que en el Palacio de Gobierno alguien reaccionó.
La ministra de Industria y Comercio, Liz Cramer, apareció como en una visita relámpago en el encuentro dando la impresión de que su única misión era dar una lección a los chaqueños por el “pecado” de considerarse “chaqueños”. Dijo que le dolió años atrás escuchar diferenciarse entre “paraguayos y chaqueños” en esta región. Con voz potente, continuó: “No quiero escuchar más los paraguayos allá y los chaqueños acá...”.
Si la ministra se hubiera quedado un poco más de tiempo en el evento se habría percatado de que existen comunidades indígenas y campesinas chaqueñas que se esfuerzan con éxito para lograr su autonomía económica, sin ayuda del gobierno central, al cual ella pertenece hoy. Y es precisamente por esta crónica ausencia del Estado, sumada a la idiosincrasia chaqueña de “amar” el calor, las espinas y el viento norte para defender casi como una tierra santa el Chaco, que nadie la borrará así nomás. Y esto no daña sino empodera la imagen país.