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No es directamente mi opinión, pero concuerdo con ella. Así han coincido en señalar algunos contactos frecuentes de diversos ámbitos económicos a quienes hemos consultado.
¿Falta controlar la inflación? No, está controlada. ¿Falta equilibrar la cotización del dólar? No, está equilibrada. ¿Los intereses del mercado financiero tradicional son desmedidos? No, están dentro de parámetros aceptables. ¿Faltan fondos para créditos para la producción o la industria en bancos estatales o privados? No, hay exceso de liquidez en el mercado. Se puede concluir que varios factores directamente referidos al mundo económico y financiero abundan o sobreabundan.
¿Si tenemos estas cuestiones básicas, qué es entonces lo que nos falta para arrancar y para que la riqueza que se produce en el país pase por el bolsillo de una cada vez mayor cantidad de gente?
Además de lo judicial, hay que anotar –sostiene otro de los consultados– que nuestra economía va a agradecer si logramos definir con más exactitud “la visión de lo queremos como país” y si conseguimos “la inversión para hacerlo realidad”, y en todo esto también será imprescindible un “consenso”.
Así como están las cosas hoy, podemos pensar que quien habla así se refiere no solamente a un consenso de las autoridades económicas y de los gremios de empresarios y trabajadores, sino de las organizaciones políticas (colorados y sus reparticiones, liberales y sus subdivisiones, luguistas y varios etcéteras que se van abriendo camino en el panorama cívico del país).
Otro actor del mundo empresarial lo dijo más directamente: “A nuestra economía le hace falta, en lo interno, que los políticos se dejen de pelear entre sí y peleen por el país”, porque –afirma– para elevar nuestras finanzas o nuestra producción a niveles óptimos debemos atenernos a lo que nosotros mismos podamos lograr. No podemos estar pendientes de que la suerte nos caiga de afuera, ya que “en lo externo es muy poco lo que Paraguay puede hacer, nuestra economía es muy pequeña y no ejerce influencia”.
En el sector de las organizaciones obreras, opinan que para ver qué le falta a nuestra economía se deben mirar las estadísticas sobre pobreza (26,4% de la población) y desempleo (abierto: 5,7% de la población económicamente activa, y subocupación: 5,9%), que aunque vienen de mediciones oficiales son aceptadas a nivel general. Además, hablan de la precariedad de la mayoría de los empleos, pues solo el 41,69% de los trabajadores tiene seguro social.
Y la verdad que con este panorama, aunque reducido, no es muy difícil de concluir lo que la gente de los sectores menos favorecidos, por decirlo de alguna forma, espera que les aporte la economía del país. A nivel de los pequeños productores rurales, creen que hace falta una mayor protección del mercado, quizá refiriéndose al contrabando. Esto lo extienden a los productos de la industria local, a fin de salvaguardar puestos de trabajo.
Con certeza, hay más cosas, decenas, que le faltan a nuestra economía, pero como muestra valgan estos botones. Si hallamos soluciones, no dejaremos de ser pobres de la noche a la mañana, ni recuperaremos lo perdido en un solo semestre, pero no hay duda de que seríamos económicamente más correctos, socialmente más protegidos y políticamente más previsibles.
jobenitez@abc.com.py