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Es decir, en el sector viven y sobreviven familias laboriosas que comienzan la labor diaria antes del amanecer. Lo único que requieren y que desde hace años vienen pidiendo es contar con un camino de todo tiempo para poder trasladar sin inconvenientes su producción a los centros de comercialización.
Luego de las últimas lluvias el camino quedó destrozado y los pobladores de la zona quedaron sin el servicio de transporte público de pasajeros.
El proyecto vial se denomina “Construcción de pavimento tipo empedrado del tramo compañía General Díaz-empalme Ruta 3”. En más de una década los trabajos avanzaron diez kilómetros, de los cuales cinco ya están destrozados. La obra estaba presupuestada en más de G. 20.225 millones y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) ya desembolsó G. 17.860 millones, equivalentes al 88% del monto total.
La obra en principio fue adjudicada a Alfa & Omega Construcciones SA, representada por Enrique Barrail, y la fiscalización a cargo de la Dirección de Vialidad del MOPC. Se inició el 27 de julio de 2009 y el plazo establecido para su conclusión era de 30 meses. Luego los trabajos pasaron bajo la responsabilidad de ByB Construcciones, también representada por Enrique Barrail.
Hace dos años, cansados de las promesas y excusas del Gobierno central, un grupo de pobladores cerró rutas para exigir rescisión de contrato con la constructora por incumplimiento. El MOPC le otorgó un plazo a B&B y cambió el proyecto a asfaltado. Una vez más incumplió el acuerdo.
La semana pasada, centenares de personas se movilizaron nuevamente para exigir que termine la obra. Esta vez el MOPC anunció que llegaron a un acuerdo con la empresa para que se retire “por no poder cumplir con lo pactado” y prometieron que en dos semanas ya habrá un nuevo llamado a licitación porque se “evitó la judicialización del caso”.
¿Qué pasará con todo el dinero que se llevó la firma sin hacer prácticamente nada? ¿Quién más se benefició monetariamente en una década de obra fallida?