Cargando...
Al parecer hay un resurgimiento y lo mejor es ofrecer a poco de salir del trapiche. “Parece que la gente se siente atraída por el ruido del trapiche. Les gusta ver mientras sale el jugo de la caña dulce”, coinciden los dedicados al rubro.
Desde hace décadas varios pobladores de la zona de Caacupé y alrededores se dedican a la tradición del mosto que se mantiene fuertemente arraigada y hacen lo posible por mantenerlo, recorriendo incluso las fiestas patronales de otros sitios del país.
Don Eduardo Paredes (52) es de Caacupé y tiene un trapiche desde hace 25 años. Es un equipo naftero con el cual prepara litros y litros de la bebida que esta vez tuvo muy buena salida por el intenso calor.
Otro poblador de Atyrá, Pablo Paredes Coronel (60), se dedica a lo mismo desde hace 15 años. Comenta que uno de los secretos para un rico mosto está en la caña dulce elegida. “La variedad más buena y dulce es la amarilla que se llama caramelito y que es de caño más fino. El rojo de Brasil es menos dulce”, cuenta.
El secreto para ofrecer un buen mosto es mantenerlo bien helado desde su extracción. Se puede congelar y tenerlo unos diez días. Además es muy buen energizante y es saludable para los niños que están en permanente actividad.
Otro que se dedica al rubro y demuestra que la tradición sigue es don César Núñez, quien desde hace 30 años prepara el zumo en las cercanías de Curuzú Peregrino.