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Desde La Paz, una ciudad cosmopolita que mezcla lo antiguo con lo moderno, que en sí misma es como un museo abierto, y que ofrece una excelente hotelería y gastronomía, se arriba a Copacaba –antes Copac Ahuana, mitad pez, mitad humano, ídolo del lago–, lugar desde donde se navega por el Titicaca hasta la Isla del Sol, génesis de las culturas andinas y de ahí, a través de una caminata de una hora y media, se llega a Yumani, donde se encuentran las ruinas arqueológicas del Templo Pilkokaina y las escalinatas de piedra que conducen a la Fuente de la Vida.
En la isla, el albergue Ecolodge, ofrece un merecido descanso a los aventureros que se animan a la travesía, descanso muy necesario para realizar el descenso apreciando los jardines del Inca con plantas medicinales y ornamentales.
Alrededor del lago se hallan ubicados hoteles, como el Inca Utama, que se encuentra a 3.810 metros sobre el nivel del mar, que tiene un museo en donde se observan vestigios de los grupos étnicos, un observatorio astronómico y el museo de plantas medicinales y de totoras, embarcaciones típicas de la región.
La jefa de Unidad de Gestión Turística, de la ciudad de La Paz, Jacqueline Argote Flores, destacó la importancia de un intercambio cultural entre nuestros países, ya que comercialmente se nota un gran movimiento, y señaló que el destino La Paz, con una cultura ancestral que se ve reflejada en las calles representadas por la cholitas paceñas, la marca turística de la ciudad ubicada a 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar, puede ser el punto de partida.
Directivos de la compañía aérea Amaszonas, resaltaron el crecimiento logrado por esta empresa boliviana, que opera desde principios del año en nuestro país con una flota compuesta por jets producidos por la empresa canadiense Bombardier y realiza 4 vuelos semanales entre Santa Cruz y Asunción, frecuencia que próximamente se aumentará, según anunciaron.