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De acuerdo con los documentos, tales funcionarios salieron decididamente a favor de los acusados por estafa en la causa “Silvio Riveros y otros”, entre los que se encuentran Cardozo y Rody Godoy, el otro exministro de Agricultura.
En su escrito de impugnación dirigido a la Corte Suprema de Justicia, los acusados por estafa, a través del abogado José Domingo Almada, dicen: “No es una persona objetiva (la fiscala), actúa desmedidamente, no tiene criterio de objetividad en la investigación, pretende auditar a los de la Contraloría, amedrentándolos...”.
Sucedió que la fiscala recibió de la Contraloría un mamotreto, hecho a la disparada, con el solo propósito de favorecer a los acusados por estafa. En las dos últimas notas de esta serie hemos visto la irregularidad con que fue confeccionado el informe.
Justamente, la objetividad de la fiscala se expresa en su deseo de aclarar los hechos que condujeron a los funcionarios de la Contraloría a redactar un acta con intenciones –mal disimuladas– de favorecer a los procesados.
Según el “Acta de verificación in situ”, que transcribimos en lugar separado, los fiscalizadores se constituyeron ante el comité “Nueva Esperanza”, de Repatriación, Caaguazú, “para realizar una verificación de las herramientas, materiales e implementos agrícolas en general por la suma de G............. recibidos como aportes y subsidios a entidades sin fines de lucro –Fonacide/MAG”. Donde los fiscalizadores debían señalar la suma recibida en los conceptos especificados está en blanco.
¿En blanco por qué? Porque la Fenapropfh incumplió su promesa de proporcionarles los materiales por los cuales el Ministerio de Agricultura desembolsó una fuerte suma. Sucedía que Silvio Riveros y Lidio Irala, presidente y vice de la Fenapropfh, les hacía firmar costosos proyectos que ambos efectivizaban mediante las resoluciones de Enzo Cardozo.
Por los desatinos del acta de la Contraloría, se apersonaron en Repatriación ante el comité “Nueva Esperanza” las asistentes fiscales Carolina Acosta y Silvana Castelló, de la Unidad 11 de Delitos Económicos en el marco de la causa Nº 101/13 “Silvio Riveros y otros sobre estafa y otros”.
Las asistentes se reunieron con Francisco Javier Jara, José Aranda, Rosalino Rolón, Feliciano Martínez, Juan Carlos Bogado, Teobaldo Burgos, Leonardo Britos, Francisco Javier Jara, Francisco Martínez, entre otros, todos del comité “Nueva Esperanza”.
Cuentan a las asistentes de la fiscalía que iniciaron su relación con Silvio Riveros y Lidio Irala en la comercialización de tomates. Ambos directivos de la Fenapropfh los visitan con frecuencia hasta que un día les propone organizarse en un comité como requisito para acceder a importantes sumas de dinero que el Ministerio de Agricultura disponía para ayudar a los productores y “salir de la pobreza”.
Así nació “Nueva Esperanza”, con la esperanza de que se cumplieran los buenos propósitos que se les expresaba.
Ya entusiasmados, Riveros e Irala les hicieron firmar algunos documentos “cuya copia nunca quisieron darnos”. Según se les decía, se trataba del pedido concreto para conseguir insumos y dinero en efectivo. Se les dijo, por ejemplo, que pronto se les darían –de acuerdo con el proyecto que habían firmado– 450 millones de guaraníes para trabajar en dos hectáreas. Luego, que no, que solo recibirían insumos para una hectárea.
Para la entrega de estos insumos –según consta en el acta– Riveros e Irala convocaron a varios comités en la calle San Pedro, camino a Coronel Oviedo. “Les hicieron firmar el acta a ellos (los directivos de “Nueva Esperanza”) y a los demás miembros sin poder leer debido al apuro porque eran muchísimos, por lo que desconocen si lo detallado en el acta corresponde con la cantidad de insumos recibidos, ya que tampoco les entregaron copia del acta que firmaron y que refieren que no solicitaron copia a Silvio Riveros porque a las personas que les preguntaban o cuestionaban algo simplemente no les entregaban nada, y como gastaron mucho dinero en los trámites de los documentos preferían recibir lo que ellos les entregaban antes que nada”.
Esta táctica del apuro está en todos los reclamos de los campesinos “beneficiados” por la Fenaprofh. El apuro y el enojo. Era la forma despiadada de despojarles lo que a nombre de ellos Riveros e Irala retiraban del Ministerio de Agricultura.
La otra forma, muy común de acuerdo a las denuncias de los agricultores, era que Riveros o Irala, o ambos a la vez, esperaban a sus víctimas a la salida de los bancos para despojarles del dinero que se les daba en cheques. Se les engañaba con el cuento de que la Fenapropfh les compraría los insumos a mejor precio y luego se les haría llegar. Naturalmente, nunca lo hacían. O si aparecían, era para que se les entregara en una cantidad mucho menor de lo pactado.
En otra ocasión Silvio Riveros invitó a los comités de Caaguazú y de otras zonas para que viajaran hasta Nueva Italia donde se les entregarían el dinero y los insumos. En esta oportunidad –confiesan los dirigentes de “Nueva Esperanza”– “fuimos todos los miembros hasta Nueva Italia, para lo que tuvimos que alquilar un ómnibus ya que era un lugar muy lejano, nos hicieron firmar a todos los socios una planilla que no sabemos qué era ni para qué. En esa oportunidad estaban presentes el ministro Enzo Cardozo y el presidente de la República, Federico Franco, y comités agrícolas de todo el país, y en esta oportunidad no nos entregaron el dinero que nos dijeron que nos iban a dar en esa ocasión ni ningún otro insumo. Silvio Riveros en ese momento nos juntó y nos dijo que se había olvidado de la chequera. Juan Carlos Bogado, uno de los miembros del comité, refiere que en esta oportunidad le llamó poderosamente la atención el depósito que había en el lugar que estaba lleno de insumos y una cantidad exagerada de semillas de tomate, pero que cada comité se iba sin nada, es decir, en esa ocasión se les hizo firmar pero no se les entregó nada a nadie”.
Enzo Cardozo se iba mucho a este tipo de reuniones. Era otra de las tácticas corruptas orquestada por Riveros. Invitaba a las autoridades, les mostraba los insumos adquiridos, y luego alzaba en sus camiones rumbo a sus depósitos de Fernando de la Mora o del Mercado de Abasto.
Pues bien, la fiscala Criscioni se hizo de este documento para demostrar el “trabajo” de la Contraloría y aquí está la consecuencia: apartada del caso y con la amenaza de ser llevada al Jurado de Enjuiciamiento.