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“El precio de un fármaco biosimilar o genérico puede oscilar entre 30% y 40% menos con relación a la droga original, lo cual inclusive obligaría a las empresas que son las dueñas de las patentes a bajar también el costo, que se dio digamos como fenómeno en otros países”, señaló el doctor Julio Rolón, director del Instituto Nacional del Cáncer (Incan).
En cuanto a la oposición de algunos médicos del IPS para que la previsional compre los remedios oncológicos genéricos, lo que podría impactar en el acceso de la medicación a los pacientes, Rolón señaló que una decisión institucional debería tener el acompañamiento de los profesionales de la salud. “Lo que pasa es que finalmente la decisión de prescribir una medicación es del médico. Ahora, si institucionalmente el Ministerio, el IPS, adquieren productos genéricos y aquellos médicos que están bajo una vinculación contractual, digamos, se oponen, bueno, tendrán que justificar. Es toda una disyuntiva de orden ético y moral. Lo que pasa es que el cáncer y cualquier otra enfermedad genera, en el momento de prescribir una medicación, un dilema. Va a tener que haber un buen trabajo a nivel de los colegas del punto de vista científico, con base solida y fuerte. Es lo que nosotros le llamamos medicina basada en evidencia”, señaló. Comentó que el doctor Derlis González, del IPS, es la persona que lideró un estudio de investigación utilizando el fármaco genérico con linfoma. “Habría de preguntar a los colegas cuántos le creen al doctor en el rigor de la investigación. Yo, por ejemplo, soy gastroenterólogo y pediatra y cuando voy a recetar un metrasol, un medicamento ultra simple, me fijo en la empresa que produce eso, porque yo no me voy a arriesgar, o sea, es una cuestión básica. Entonces, imagínese medicar el cáncer, donde vos podés ser responsable de la muerte”, dijo Rolón.