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YBYCUI (Aldo Lezcano, corresponsal). La ceremonia realizada en la iglesia parroquial San José contó con un afluencia masiva de fieles, especialmente de las parroquias en las que el padre Julio César Duarte Ortellado ejerciera el sacerdocio.
A más de los anfitriones y otras comunidades católicas de la diócesis de Carapeguá, llegaron comitivas de Central y Caazapá, lugar de nacimiento del religioso. En la celebración se dio lectura al comunicado de la Santa Sede de Roma, que confirma oficialmente que no hay impedimento para el proceso de santificación del Padre Julio. Posteriormente pasará al rango de Venerable y luego a la Beatificación como etapa previa a la Santificación. Durante el proceso los devotos deberán seguir testimoniando su vida y milagros.
Sacerdote humilde
En su homilía, monseñor Robledo historió la vida, anécdotas y los posibles milagros del religioso. Destacó que siendo de una familia pudiente y muy religiosa, Julio César desde muy niño se inclinó hacia la vida religiosa. Robledo alega que siempre fue ejemplo de vida, humildad y respeto, con predilección hacia los mas carenciados. Realizó innumerables obras espirituales y materiales mediante su involucramiento directo con la población.
Al término de la misa los fieles realizaron sus plegarias en el interior de la iglesia, donde reposan los restos del padre. En el cierre, entre prosas y músicas de la banda sinfónica juvenil de Ybycuí, resaltaron el historial del sacerdote bondadoso. También participaron otros artistas.
Evangelista viuda de Chávez, antigua lugareña, comentó que era muy amigo de la familia del padre Julio. “En el día de su muerte mi padre vio una luz que surgía de la casa y dijo que se iba de entre nosotros un verdadero santo. Cuando el cuerpo ingresaba para ser velado en el lugar de albergue de niños humildes, de su creación (hoy Colegio Niño Jesús) vi una estrella fulgurante que bajaba en el lugar”, cuenta.
Familiares y amigos resaltaron la época en que Duarte era Capellán del Chaco; su viaje desde Roma a Paraguay, su milagro en vida cuando la precaria embarcación fue sorprendida por una tormenta en alta mar.