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En la mañana de ayer se notó un aumento en el número de fieles en la Villa Serrana. Varios grupos familiares y de amigos comenzaron a instalarse en la ciudad y se quedarán todo este fin de semana. Como todos los años, se espera que la invasión de promeseros comience a acentuarse hoy en horas de la tarde, llegando a su punto más alto de concentración de personas en horas de la noche y madrugada de mañana, comentaron las autoridades de la Policía Nacional y Patrulla Caminera.
El grupo “La Familia”, que llegó desde Curuguaty, llamó ayer la atención por el gran número de integrantes. Solo los adultos sumaban 40 personas y con los niños el total sobrepasaban los 60 integrantes. Todos vestían con una remera naranja para evitar perderse en la multitud. “Hace más de 5 años que venimos así. Alquilamos dos camiones para nuestro transporte. Varios nos bajamos en Coronel Oviedo y caminamos 80 kilómetros hasta Caacupé. Tardamos dos días en llegar acá”, comentó Édgar Galeano.
Agregó que los que iniciaron esta procesión fueron la familia Torres González, de Curuguaty, pero que después se fueron sumando parientes políticos e incluso vecinos.
Los “Amigos del Norte” fue otro grupo, que por su bullicio, fue muy notorio en la zona de la Basílica. “Somos ciclistas que vinimos desde Concepción. Entre 9 llegamos sobre 2 ruedas, pero el equipo completo llega a 14 personas. Vamos a quedarnos hasta la víspera y después retornamos”, indicó Sergio Agüero, quien lidera el grupo.
Expectativa comercial
Los puestos de venta también comenzaron a multiplicarse desde ayer. La expectativa de ventas es muy alta entre los comerciantes callejeros. La zona fuerte está ahora en la zona del edificio de la Gobernación y los alrededores del Tupãsy Ykua. Existe un estricto control de la comuna sobre los locales instalados en las calles.
Muchos indígenas mendigos
Hace varios días, varias familias indígenas se ubicaron en los alrededores de la Basílica y del Tupãsy Ykua. Los niños se dedican a pedir monedas y comida a los peregrinos. Funcionarios de la comuna local indicaron que ya pidieron asistencia del Instituto Paraguayo del Indígena, pues cuando intentan conversar con los nativos estos “se mandan a mudar”. Señalaron que les preocupa la situación de los pequeños, porque a varios se los ve durmiendo en las veredas.