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Invitado por Juntos por la Educación, el matemático, físico, filósofo y magíster en investigación y tecnologías educativas, el colombiano Bernardo Toro, ofrecerá hoy una ponencia en la sede de la organización (Mariscal López N° 1750), donde abordará sobre varios temas como la ética del ciudadano; educación, valores y ciudadanía, entre otros.
En conversación con ABC Color, Bernardo Toro explica que los problemas educativos que Paraguay quiere solucionar son los mismos en toda Latinoamérica, porque se ha llegado a la conclusión de que los sistemas implementados no sirven.
“Tengo una anécdota con una adolescente chilena que formó parte de la ‘revolución de los pingüinos’ (serie de movilización de estudiantes secundarios en 2006 para exigir cambios en el sistema educativo de Chile), a la que le pregunté qué es lo que quieren con la educación y ella me dijo que no tienen porqué responder esa pregunta. Me dijo que lo que un país quiere con la educación lo debían resolver los adultos y que lo que sí podía responder es que lo que les están ofreciendo no les sirve para nada”.
Toro señala que esa respuesta fue contundente y explica que los niños y los jóvenes nunca han sido el problema en los sistemas educativos, sino los adultos que tenemos que saber qué es lo que queremos con la educación. “Tenemos que pensar en que los niños y los jóvenes son recién llegados al planeta y todo extraño lo primero que hace es mirar cómo se comportan los otros, pero hoy no ven nada claro. Por eso en las comunidades donde los padres se comportan con sentido los muchachos hacen lo mismo”, indicó.
Bernardo Toro subraya que la escuela no da respuesta a todo.
Sociedad y rutinas
La formación de una persona está conformada por los valores que aprendió de la casa, la calle, de las organizaciones de barrio, de la escuela, del trabajo, de la iglesia, de los movimientos políticos y de los medios de comunicación, añade Toro.
“Los valores se forman en ese universo de rutinas y la escuela es solamente un aspecto de eso, como dicen los africanos: se necesita de toda la aldea para educar a un niño.
El error que estamos cometiendo es que no podemos formar a los niños en la ética, en la democracia y en la productividad solidaria cuando los entornos de las rutinas (que acontecen en la sociedad) no están jugando ese juego, y eso ocurre cuando los intercambios de intereses son excluyentes”, dijo.
Bernardo Toro añade que lo más costoso para un sistema educativo es que un niño no aprenda. “No hay cosa más cara para una sociedad que una persona no aprenda lo que tiene que aprender. Puede provocar importantes daños desde edificios mal hechos o muertes en salas de cirugía. Con un soldado, policía, ejecutivo o contador mal formado tarde o temprano toda la sociedad paga”, refirió.
El papel de las instituciones es educar a un país, pero lo que se debe enseñar lo tiene que definir la propia sociedad, explica Toro. “La escuela no es honrada si la sociedad no es honrada; no valora el conocimiento si la sociedad no lo hace; no puede enseñar la verdad si la sociedad no valora la verdad; no puede enseñar género o respeto a la mujer si la sociedad es machista y morbosa”, dijo.
Vínculos emocionales
Toro añade que la sociedad es un conjunto de espacios donde hay rutinas, en la calle, la casa, etc., y cada una tiene un propósito distinto, por ejemplo en ese conjunto el valor de la rutina de la casa es forjar el vínculo emocional que aparta a los niños de la depresión, las drogas, el suicidio, etc., y este aspecto solo lo puede resolver en la familia y no en otro ámbito. “Cada sociedad decide qué le quiere enseñar a su siguiente generación y ese el desafío de Paraguay, saber qué es lo que quiere para sus ciudadanos. Esto no lo pueden resolver los jóvenes, ni los maestros, tiene que ser un acuerdo de la sociedad”, apuntó.
El experto saca como conclusión que la sociedad o ‘toda aldea’ debe tener conciencia de qué es lo que quiere para su país y dar el ejemplo en sus rutinas de valores diarios para que los que recién llegan (niños y jóvenes) aprendan.