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Miles de fieles acudieron a Tupãrenda, ubicado en el kilómetro 34,5 en jurisdicción de Ypacaraí, para honrar y venerar a la Virgen de Schöenstatt. Durante la misa también se dio inicio al Jubileo que en el 2014 recordará los 100 años del Movimiento Apostólico.
La fiesta de ayer recuerda la alianza que tuvo el fundador José Kentenich con la madre de Jesús, en un poblado de Alemania. A partir de ese acontecimiento se extendió por el mundo y llegó al Paraguay.
Pueblo mariano
La celebración demostró que el pueblo paraguayo es eminentemente mariano. Desde tempranas horas los fieles arriban a pie, en autos y buses de turismo para participar de la misa campal. El calor obligó a muchos a guarecerse en la sombra, aunque esta vez, no fue tan protectora, debido a que los árboles también fueron seriamente dañados por la granizada del 21 de setiembre pasado. Pero aún así, los católicos demostraron mucha devoción durante la misa.
En su homilía, Peralta resaltó la misión de María y José en el plan de Dios, sobre todo para criar y educar a Jesús.
De María sostuvo que es una mujer muy comprensiva, a quien pidió acudir con el corazón limpio para llegar a Jesús. Lamentó que muchas veces los cristianos defraudan, sin embargo su amor es incesante, porque ella es madre del Salvador. ¿Quién es la madre que no se pone contenta cuando ve que su hijo crece sano, inteligente, se gradúa entre los mejores? Agregó que María también quiere que los católicos sean mejores en su familia y en la relación con el semejante.
Santuarios vivos
En otro momento de su alocución, invitó a los presentes a ser santuarios vivos comprometidos en la familia y en la sociedad.
“Ser santuarios vivos nos debe llevar al compromiso con la sociedad. Debemos ser ejemplos en la familia”, precisó.
Sin embargo, en alusión a los políticos, se quejó de las personas que asumen un compromiso en la sociedad, pero no sirven al semejante: al contrario, explotan y hacen sufrir a los pobres.
Valoró nuevamente la peregrinación que realizaron los devotos para llegar a Tupãrenda, pero Peralta les aclaró que este esfuerzo no debe terminar en un día, sino proyectarse para transformar la sociedad.
La misa de ayer se ofició frente a la nueva iglesia que construye el movimiento. Al término del acto, en procesión, los fieles y celebrantes pasaron por el pórtico jubilar, con lo que se inició lo que llamaron “un año de gracias”.