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“Mi hija, Elvira, está enferma del corazón. Necesita un lugar limpio, seco y más confortable donde vivir. Ella espera un trasplante de corazón. En febrero de 2013 presenté a la Senavitat el pedido para acceder a una casa propia y hasta ahora no tengo respuesta. Mi número de cédula es 3.514.372”, nos dijo Nidia, al visitarla en su improvisada casa, en la calle Estados Unidos entre 22 y 23 Proyectada, llena de humedad y en un entorno insalubre. Allí vive hace un mes, con sus siete hijos, porque su humilde vivienda, en el barrio Santa Ana, está bajo agua debido a la crecida del río Paraguay.
Su actual pareja, cuenta, le ayuda económicamente para vivir. Además recurre a la ayuda de sus siete hermanos y su madre, que viven cerca de ella. “Hacemos cada día una olla popular”, explica.
La niña sigue su tratamiento en el Hospital Pediátrico Acosta Ñu, de Reducto, San Lorenzo, desde los cuatro años de edad, con las doctoras Soledad Álvarez y Nancy Garay. Añadió que Elvira, quien pesa solo 29 kilos, está desnutrida, por lo que les están donando leche especial. Ella debe aumentar diez kilos para que en caso de que aparezca un donante, pueda ser trasplantada.
Está en lista de espera del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante hace un año.
Elvira cuenta que es buena alumna, y va al octavo grado en la escuela San Ana. Pero su mamá aclara que hace como un mes no va a clases, porque se cansa mucho y está con gripe.
La niña asiste a su tratamiento cada 15 días. Para ello debe viajar a las cuatro de la mañana y así llegar a hora al hospital pediátrico. Regresa a su casa a la noche. Elvira tiene dos deseos: una casa más confortable y que aparezca una persona que le done un corazón.
Es su intención terminar la secundaria y estudiar Diseño Gráfico, porque le encanta dibujar y crear.
“Necesito un lugar más higiénico y seco. Estamos todos con gripe, por eso estoy preocupada por mi hija”, dice Nidia, y añadió que hace nueve años dejó de trabajar como empleada doméstica, para atender la salud de su hija.
“A los familiares de las personas que tienen muerte cerebral, les pido que donen un corazón a mi hija. Además, toda la ayuda que me puedan brindar el Estado y la gente será bienvenida porque estamos carentes de todo: frazadas, ropas, alimentos”, nos dijo con lágrimas en los ojos la madre de siete niños. Ella está orgullosa de que todos sus hijos estudien, para tener una mejor calidad de vida y un buen trabajo en el día de mañana.
Quienes quieran ayudar a la familia pueden contactarse con el número (0982) 540-183.