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Hace aproximadamente dos meses, la familia Antar inició los preparativos para recordar el Día de la Cruz, celebrado en Paraguay cada 3 de mayo. Entre varios jóvenes y adultos empezaron la elaboración de rosarios con cuentas de maní con caramelo, comentó Cándido Antar, uno de los miembros de la citada familia.
A tempranas horas del sábado, vecinos del barrio Bernardino Caballero se juntaron en la residencia de la familia, ubicada en la esquina de Teodoro S. Mongelós y Rodó, para adornar el calvario con más de 3.000 chipas preparadas el día anterior. Las chipas estaban colgadas de hojas de tacuara y laurel, dispuestas con rosarios de maní y caramelo. Sobre la mesa también colocaron cruces en nombre de los fallecidos.
“Hace 75 años empezaron mis abuelos y nosotros con esfuerzo estamos tratando de seguir con la tradición”, comentó Antar. En horas de la noche, los vecinos participaron de una celebración eucarística y luego se repartieron las chipas.
La leyenda
Según la tradición, esta devoción surgió en el Siglo II de nuestra era, cuando Santa Elena, emperatriz romana y santa de la Iglesia Católica y Ortodoxa, buscó y encontró la cruz en la que murió Jesús y de los otros que estuvieron con él.
Para saber cuál era la verdadera, la emperatriz mandó traer un difunto, quien milagrosamente revivió, según la leyenda, al contacto con la cruz del Hijo de Dios.
Santa Elena entonces dispuso la división del madero en tres partes: una fue enviada a Roma; otra a Jerusalén y la última, a Constantinopla.
Un día, la que pertenecía a Jerusalén, fue robada por los persas, pero fue devuelta por el emperador bizantino Constantino. Ese día histórico es el quedó como fecha para rememorar como el Día de la Santa Cruz.
En Paraguay, la tradición de adornar la cruz nace con los primeros jesuitas y franciscanos. Se enraizó en la cultura popular paraguaya en la época de José Gaspar Rodríguez de Francia.
Cuando el dictador dispuso el cierre de los templos y conventos, los españoles fueron obligados a hacer sus calvarios de Semana Santa en el interior de sus casas. Con el tiempo, los creyentes trasladaron la adoración de la cruz para el 3 de mayo.