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El lago simplemente está muerto, y el olor que despide es una verdadera afrenta a la población. Hoy, no tiene ninguna belleza. La brisa que antes refrescaba el cuerpo, no es hoy otra cosa que un desagradable tufo que impide estar un minuto en la orilla sin tapabocas.
Pero lo peor es que esta fuente de agua es un peligro para la población aregüeña. Ayer, la directora del Centro de Salud de la comunidad exteriorizó su preocupación por la reacción que están teniendo algunas personas que se acercaron a la playa aregüeña.
“Hemos dignosticado vómito y cefalea a varias personas que se acercaron al lago. Recomiendo a la población a que no se acerque a la orilla”, dijo ayer la directora del nosocomio, doctora Gloria Berni.
Para la funcionaria, el fétido olor que despiden los peces muertos es dañino para la salud. Por eso hay que evitar aproximarse al lugar.
Ayer, algunos románticos aregüeños, para no perder la costumbre, estuvieron nuevamente en la playa para observar lo que ocurría. ¿Quién imaginaría que todos los presentes que estaban allí iban a estar con barbijos? Y esa era la realidad. Esta vez la brisa no era aire puro, sino contaminado.
Todos lamentaban la situación. Es como para no creerlo; el agua parece pintura: todo es verde. En la costa, en cambio, se pueden observar los peces muertos.
El intendente de Areguá, Osvaldo Leiva (ANR), también estuvo ayer en la costa del lago y manifestó su preocupación por el desagradable olor que despide. Explicó que han pedido al presidente Federico Franco apoyo para abrir el canal del Salado para que se desagüe con la lluvia grande que se pronostica para los próximos días. Solo así correrán las impurezas y se cargará agua nueva.
Paralelamente, propuso que todos los ciudadanos de la cuenca colaboren no arrojando más desechos en los arroyos que desembocan en el lago.
Manifestación
Por otra parte, invitó a todos los aregüeños a participar mañana, a las 9:00 de la mañana, de una manifestación para exigir a las autoridades nacionales respuesta a esta emergencia. Será en el kilómetro 22, en el desvío Capiatá-Areguá, frente a la Academia Militar.
El fiscal adjunto de Delitos Ambientales, Jorge Sosa, imputó a 12 responsables de empresas, entre ellas, cinco curtiembres que contaminaron el lago Ypacaraí. Lastimosamente y pese a pedidos de prisión y de cese de actividades, esto no aconteció.