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Las autoridades del Hospital de Clínicas estiman que unas 400 personas serán llamadas para conversar y solicitarles nuevos análisis de sangre, a fin de descartar o encontrar algún caso de VIH. El periodo de estudio va de abril de 2014 a la actualidad.
Este proceso forma parte de la auditoría que se inició a partir del caso de un paciente de 15 años que padece de hemofilia y que contrajo VIH luego de una trasfusión sanguínea, supuestamente en el hospital escuela, según la denuncia de los familiares.
El adolescente, que reside en el departamento de San Pedro, realiza su tratamiento en Clínicas hace 11 años, ya que padece hemofilia tipo A, una enfermedad que impide la coagulación natural de la sangre y genera sangrados, explicó ayer el director general del hospital, Dr. Domingo Pizurno.
Por su parte, el Dr. Richard Lezcano, vicedirector de Clínicas, anunció que serán estudiadas todas las gestiones internas y externas al hospital, ya que el adolescente también habría recibido transfusiones en otros servicios de salud, como el Hospital Nacional, el Instituto de Previsión Social y Emergencias Médicas.
El profesional no descartó que se haya donado sangre contaminada, pero que ello no se detectó en los análisis porque el donante estaba en el “periodo ventana”, es decir, cuando el virus todavía no da ninguna señal.
Indicaron además que tampoco se puede descartar que el contagio haya sido por relaciones sexuales que pudo haber mantenido el adolescente con una persona infectada.
“Existe un pequeño porcentaje de posibilidad de que no se detecte el virus en la sangre de un donador cuando es por reposición, principalmente, que es el 80 a 90% de nuestros donantes”, dijo Lezcano.
El paciente recibió unas 500 transfusiones en un lapso de un año y medio o dos, y la casuística señala que 1,4 de cada 1 millón de transfusiones podrían transmitir la infección por VIH, explicó.
Ahora están en periodo de recopilación de códigos de las bolsas de hemoderivados utilizados en el paciente.
Tanto Lezcano como Pizurno resaltaron la necesidad de una comunicación cercana, apoyo moral, ético y religioso al paciente de 15 años y a su familia, atendiendo a la situación por la que están pasando en este momento.