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A partir de los 60 años, se debe adaptar la textura de los alimentos si hay problemas de dentición o dificultades para tragar, a fin de evitar la desnutrición. Se debe pedir la ayuda de la nutricionista y de la fonoaudióloga, si hay trastornos de deglutición. Es normal que los abuelos tiendan a adelgazar porque absorben menos las vitaminas. Por eso, una sustitución de calcio y vitamina D es clave. La presentación del menú y los sabores se debe cuidar porque las ganas de comer entra por la vista.
En el almuerzo pueden comer un bife (carne roja molida o pollo, pescado), pastas, arroz, legumbres, ensaladas, puré o licuados, ensaladas verdes. Comer una clara de huevo, todos los días porque son fuentes de proteínas que previenen la osteoporosis y las fracturas de caderas al caer. La gelatina diet o fruta de postre.
En la mediamañana o merienda están indicados los lácteos, quesos, yogur, café o cocido con leche. Tomar mucho líquido, para evitar la deshidratación. Preparar licuados porque a muchos abuelos les atora el agua y toman poco por eso. Que tengan compañía para almorzar porque la soledad es causa de que caigan en depresión.