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Indicó que se realizaban estudios, en forma periódica, para determinar la pureza del agua y que los resultados siempre fueron auspiciosos, por lo que eran, en su momento, unas seis familias las beneficiadas directamente con la provisión del líquido.
Además, según recordó, existía la pileta “La Tosca”, alimentada con el agua del manantial, donde varios pobladores del barrio Trinidad aprendieron a nadar. José Cañisá tenía inclusive una huerta cuyo sistema de regadío también funcionaba con el líquido originado de la naciente.
El sistema de riego no solo reverdeció la vivienda de los Cañisá, sino que también toda la zona, que hoy en día disfruta de árboles y arbustos que forman parte de la vegetación del barrio Trinidad.
Indicó que desde el mes de mayo, aproximadamente, las obras del “Palacio de los Patos” desviaron el curso natural de la vena del Acuífero Patiño y dejó a la zona sin el sistema de riego y al arroyo Trinidad, que pasa detrás de la cancha del club Rubio Ñu, sin el caudal original.
Cuestionó el actuar de la Secretaría del Ambiente (Seam) para conceder la licencia ambiental a la obra, sin haber previsto que el subsuelo iba a estar construido encima de una naciente de agua, que desde hace más de 200 años es uno de los símbolos del barrio.