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“Como fruto de este tiempo de gracia en el que han podido reflexionar sobre la centralidad de la fe, el Santo Padre los anima a abrazarse a Jesucristo, que los ha llamado a ser sus amigos, para que permanezcan en él y puedan dar muchos frutos”, señala el mensaje.
Asimismo, les exhorta a escuchar la voz del Señor que envía individualmente y como comunidad a ser discípulos misioneros, testigos de la buena noticia de la salvación entre los más pobres.
Finalmente expresa que con estos deseos, y a la vez que ruega que recen por él y su servicio a la Iglesia universal, Su Santidad los encomienda a la Virgen y les imparte la bendición apostólica.