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La reconstrucción de los hechos se producirá en el lugar conocido como Cerro 21, a 2.700 metros de la línea fronteriza, frente al municipio brasileño de Aral Moreira, 50 kilómetros antes de llegar Capitán Bado y a 70 kilómetros de Pedro Juan Caballero, en el departamento de Amambay.
La Fiscalía utilizará a los testigos y a los detenidos para sacar una conclusión preliminar acerca del tiroteo que se desató el 24 de enero pasado, cuando cuatro agentes del departamento Antisecuestro fueron atacados por cinco miembros de una banda de secuestradores.
En la refriega, perdió la vida el comisario Rufino Acosta Gill (43 años).
También cayó abatido el delincuente Estanislao Ferreira Chávez (23) y resultaron capturados Crispín Ferreira (43), Rafael Benítez Dosantos (52) y Cecilio Candia Casco (34), este último herido.
Al día siguiente, cayó en Pedro Juan Caballero Marcelino Ferreira Chávez (25), quien es hermano de Estanislao e hijo de Crispín.
Tras el enfrentamiento, la Policía recuperó varias armas que usaron los criminales que 48 horas antes habían cobrado 50.000 reales de rescate por un sojero y su capataz secuestrados.
En Pedro Juan, también los agentes incautaron del poder de Marcelino una pistola que habría sido empleada para matar al comisario, aunque el Laboratorio Forense del Ministerio Público todavía no confirmó este dato debido a que aún no presentó su informe balístico.
Rufino Acosta había prometido a las demás víctimas de la citada banda que desbarataría el grupo.
El comisario cumplió, pero pagó con su vida.
Vallejos, el reemplazante
Tras el asesinato del comisario Rufino Acosta Gill, el subcomisario Mario Vallejos fue designado como subjefe de Antisecuestro. Este último es uno de los que junto a su superior ultimado más conocen sobre la lucha contra el EPP.
El jefe de Antisecuestro sigue siendo el comisario principal Fabio Sanabria, quien a su vez depende directamente del director de Investigación de Hechos Punibles, comisario principal Francisco Resquín.