Cargando...
Ahora bien, ese consumo de los menores de edad se clasifica en distintos niveles; el primero es el que desde el Observatorio denominan “experimental”, donde la persona probó la sustancia por curiosidad y después nunca más, según explicó Nancy Delvalle, directora del ente.
El siguiente escalón es el consumo ocasional, en el que “prueban la droga, se enganchan y la consumen cada vez que tienen oportunidad”, expuso Delvalle. El otro nivel es el habitual, muy cerca del último grado denominado “consumo problemático”, el último recibe ese nombre debido a que el consumidor ya dejó sus estudios, su trabajo e introduce lo que consiga a su organismo, mientras que en el primero la persona todavía puede controlar su ansiedad.
En estos niveles está el crack, sustancia nociva y de bajo costo, presente en cada barrio del país.
Si bien las personas con poder adquisitivo pueden acceder a la marihuana, cocaína o drogas sintéticas, a la larga y por el costo terminan consumiendo crack, pues por el precio de las demás, puede conseguir muchas más dosis de esta piedra. A todo esto se suma que el efecto es mucho más intenso, pero a la vez más corto, por lo que se hace necesaria la repetición de la dosis.