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Ibar Ernesto Pérez Corradi, actualmente de 40 años de edad, quien era buscado en Argentina por un sonado triple homicidio ocurrido en el año 2008, ingresó a Paraguay el 29 de marzo de 2012 como para asentarse en nuestro país y rehacer su vida en clandestinidad.
De hecho, junto a su mujer paraguaya María Gladys Delgado Brítez vivieron tranquilos por un par de años, hasta que fueron descubiertos y capturados en Ciudad del Este, el 29 de mayo de 2015.
Según admitió la compatriota, quedaron nuevamente libres tras pagar 100.000 dólares a policías de Interpol.
Tras aquel primer procedimiento, el famoso criminal argentino, quien era señalado como el líder de una red que traficaba efedrina (causa por la cual ahora va a afrontar juicio en su país) se volvió un “cliente” habitual de los uniformados paraguayos y periódicamente pagaba coimas para mantenerse a salvo de un eventual proceso judicial.
Policía le ofreció documentos “a buen precio”
De hecho, según el propio Pérez Corradi, los policías de nuestro país hasta le ofrecieron venderle documentos auténticos para “blanquear” su estatus.
La propuesta de los agentes fue entregarle “a buen precio” los papeles para que se moviera libremente en nuestro país.
Fue así que el 4 de agosto de 2015 la Policía le otorgó una cédula original, a nombre de Walter Miguel Ortega Molinas, quien ya había muerto 13 años antes.
El 16 de octubre de ese mismo año, Pérez Corradi consiguió un pasaporte con la misma identidad.
Su captura definitiva
Luego de varios rumores sobre su detención, que causaron un revuelo en Argentina, el delincuente internacional finalmente cayó preso el 19 de junio de 2016, en su departamento de Foz de Yguazú, Brasil, y fue entregado inmediatamente a la Policía del Paraguay. Es que un grupo de agentes paraguayos había sido designado para dedicarse exclusivamente a buscarlo.
Casi un mes después, el 5 de julio de 2016, el argentino fue extraditado a su país, desde el aeropuerto “Silvio Pettirossi” de Luque.
Solo cuatro procesados
Pese a que el esquema corrupto que sostenía al argentino en Paraguay era bastante amplio, solamente cuatro personas terminaron procesadas y que, eventualmente, serían las que paguen por la culpa de decenas de otros involucrados.
En ese sentido, están para afrontar juicio oral el suboficial primero David Nicolás Benítez Meza, quien era jefe de la oficina regional del departamento de Identificaciones de la Policía en la ciudad de Benjamín Aceval, y el suboficial primero Luis González González, de la división Dactiloscopia de la oficina central de Identificaciones en Asunción.
Ambos están implicados directamente en la confección de los documentos que le fueron venidos a Pérez Corradi. Serán juzgados por producción de documentos no auténticos y producción inmediata de documentos públicos de contenido falso, aunque ambos ya abandonaron la Agrupación Especializada, donde estaban recluidos.
Otros procesados por el sonado caso son el suboficial inspector de Policía Derlis Concepción Mallorquín, agente de la división Antimafia de Alto Paraná, quien era el nexo con Pérez Corradi, y el funcionario de Migraciones Gustavo Morán Jara, en cuya casa de Ciudad del Este supuestamente le prepararon los documentos al argentino. Después, no hay ningún otro jefe policial o funcionario estatal pesquisado por este escándalo internacional.