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Benítez Aguilera, de profesión escribana pública, relató ayer que en julio de 2014, por concurso público accedió al cargo de asesora de presidencia del Indert. Luego, en setiembre del mismo año, Justo Cárdenas le designó encargada de despacho de la secretaría general. En mayo de 2015 volvió a designarla como encargada de despacho de la junta asesora, y en noviembre de ese año ganó un concurso como responsable de ese último cargo, dijo.
Cuando debía salir su nombramiento definitivo en el Indert, en diciembre de 2015, Cárdenas cambió su actitud: le señaló que era muy atractiva, que le gustaba, y que si aceptaba podrían encontrarse en otro sitio, relató. “Le dije que estaba en pareja y que lo único que me interesaba era trabajar. A partir de allí cambia radicalmente su forma de ser y me empieza a hablar de mal desempeño, y que si no hago ‘mérito suficiente’, no me va a nombrar y que iba a disponer de mi cargo”.
Agregó: “Ya en febrero de este año, luego de las vacaciones, fui a su oficina para hacerle firmar las actas pero me hizo esperar por horas, y no me atendió. Esto se repitió varias veces. En otra ocasión tras hacerme esperar varias horas, me dice Cárdenas que iba a disponer de mi cargo. Le respondo ‘como no señor’, él esperaba que yo le rogara que por favor no me saque”.
El 27 de febrero Cárdenas emite la resolución invocando el Art. 18 de la Función Pública, sin argumentar el motivo de mi destitución.
“Luego de eso, ya no pude conseguir trabajo, debía mantener a mis padres y a mi hijo de 3 años. Entré en depresión e intenté el suicidio”, declaró.