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La víctima fue identificada como Modesto Laureano Rojas López (46), despachante de aduana que residía en el lugar del hecho. Fue eliminado con tres golpes en la cabeza, con un caracol de cerámica que los investigadores hallaron muy cerca del cuerpo, según informaron.
Vecinos del barrio confirmaron que en la noche del viernes último había una fiesta en la residencia del despachante de aduana, ubicada en la calle Mayor Mazzó casi Río Pilcomayo. La música y los ruidos continuaron hasta altas horas de la madrugada del sábado, según relataron los lugareños a los agentes de la división Investigación de Delitos del departamento Central.
Poco después de las 19:30 del sábado, un allegado de la víctima identificado como José Martínez llegó hasta la casa, debido a que tenía algunas cuestiones que tratar con Rojas. El hombre tocó varias veces el timbre pero nadie le contestó, luego se percató de que la entrada de vehículos estaba abierta por lo que pasó al patio, donde observó los destrozos y muebles tirados por el suelo, por lo que alertó a los agentes policiales.
Los primeros uniformados que llegaron al sito ingresaron a la casa en compañía de algunos familiares y vecinos. Estos encontraron al dueño de casa muerto, tendido en el piso de la sala, desnudo y bañado en sangre, según relató uno de los oficiales intervinientes.
Tras una minuciosa verificación del cuerpo efectuado por el forense Víctor Benítez, se pudo confirmar que el profesional fue asesinado de tres golpes en la cabeza, aparentemente con un caracol de cerámica que fue hallado en la escena del crimen. De acuerdo con los investigadores, más de una persona participó en el asesinato, ya que los elementos encontrados en el lugar demuestran que entre varios redujeron a la víctima, mientras otro lo golpeaba.
Los agentes sospechan que se trataría de un crimen pasional, ya que supuestamente no hubo robo debido a que el despachante no manejaba dinero en efectivo en la casa.
Sin embargo, los criminales en un intento de desviar la atención de los policías revolvieron todas las habitaciones de la casa, rompieron y desparramaron casi todos los muebles y las ropas, mientras que otros objetos fueron lanzados a la piscina. Agentes de dactiloscopia levantaron muestras de huellas dactilares para identificar a las personas que esa noche estuvieron en el sitio.