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El malviviente ultimado ayer resultó ser el fugitivo Luis Alberto Brítez Báez, de 23 años, con un extenso prontuario criminal y cuya última captura data del 5 de noviembre del año pasado, cuando junto a un cómplice (que fue eliminado por la Policía) perpetraron un asalto en Hernandarias, la ciudad de donde era oriundo.
“Beto’i”, como era conocido el delincuente, pese a que tenía tres órdenes de captura y dos medidas de arresto domiciliario, fungía de informante de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), cuyos agentes especiales lo obligaron a que los guiara hasta un campamento marihuanero que funciona a orillas del río Jejuí Guazú, seis kilómetros antes del centro urbano de la ciudad de Villa Ygatimí, en el departamento de Canindeyú.
Según los datos, la idea original de los antidrogas era llegar al campamento narco para comprar una carga de marihuana y así localizar el punto exacto, para después regresar y desmantelar la estructura con el resto de la comitiva, que esperaba en una estancia de la zona.
Sin embargo, en el trayecto en canoa el informante y otros cinco agentes especiales de la Senad fueron delatados por los “campanas” de la red criminal y emboscados en el agua. Pese a que los antidrogas respondieron al fuego, no se reportaron bajas en el bando contrario, que actuó desde los barrancos.
Un video del operativo, que se viralizó en las redes sociales, enseña que el informante murió en la embarcación. Un agente especial herido fue traído ayer a Asunción, vía aérea.
La versión oficial
El fiscal Jorge Romero, quien estaba al tanto de la operación encubierta, confirmó el dato de que la Senad pretendía llegar hasta un centro de acopio de marihuana.
Sin embargo, alegó que el ataque fue motivado porque los antidrogas interceptaron y requisaron en el agua un cargamento de 378 kilos de “macoña” que era transportado en otra embarcación precaria.
Según la versión oficial, dos peones que guiaban la canoa huyeron y dejaron la mercancía, por lo que los agentes especiales tuvieron que acercar el alijo hasta la orilla.
Supuestamente, la emboscada ocurrió ya cuando los agentes especiales y su informante civil regresaban hacia el campamento para intervenirlo.
Según los indicios, los marihuaneros habrían utilizado rifles calibre 22, escopetas calibre 12 y revólveres calibre 38.