Madre de Felicita vive con miedo y desterrada

En un día como hoy, la desgracia se instaló en la vida de Florencia Estigarribia, para no irse más. Tras enterrar los restos mortales de su hija Felicita, de 11 años, fue obligada a dejar Yaguarón para ir a Pirayú, donde llora en silencio y con mucha impotencia de que su caso continúe impune.

Florencia Estigarriba elabora hamacas y limpia los patios de sus vecinos para que ella y su hijo de 14 años puedan comer cada día.
Florencia Estigarriba elabora hamacas y limpia los patios de sus vecinos para que ella y su hijo de 14 años puedan comer cada día.Archivo, ABC Color

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Doña Florencia Estigarribia Pereira tiene 51 años, es madre de un total de 11 hijos. Siete de ellos fallecieron y, lastimosamente, Felicita Estigarribia fue una de ellos. La niña de 11 años fue hallada muerta en la mañana del 1 de junio de 2004 sobre una piedra al pie del cerro Yaguarón, situado en la ciudad del mismo nombre.

Después de esa tragedia, Florencia salió de Yaguarón y se mudó a unos 17 kilómetros de ahí, específicamente a la compañía Arroyo Servín de la ciudad de Pirayú, donde vive con uno de sus hijos, un varón de 14 años, que asiste al 4° grado.

Las otras tres hijas de la mujer quedaron al cuidado de una tía en Yaguarón.

Madre e hijo viven en extrema pobreza, en una parcela de tierra que fue cedida por uno de los vecinos de la zona, donde levantó un precario rancho, cuyas paredes están construidas con palma de karanda’y y tacuara, y el techo de eternit.

Lo que motivó su salida

De acuerdo con lo que relató la madre de Felicita, su exilio de Yaguarón no se debió solamente al doloroso recuerdo de su hija, sino al miedo.

Florencia mencionó que fue a Pirayú a vivir debido a amenazas de muerte que recibió contra ella y sus otros hijos. Consultada sobre quién fue el que la amenazó, la mujer respondió en guaraní “el mismo que le hizo eso a mi hija”.

Detalló más diciendo que la advertencia no fue directa, sino que “se encontró una carta sobre la piedra, frente a su oratorio (de Felicita) y me contaron lo que decía”.

Cada 31 de mayo, Florencia va a Yaguarón para recordar a su hija, pero “me advirtieron que no vaya sola, por eso tengo que buscar un compañero para ir ahí”, refirió.

Día a día

Doña Florencia tiene una hiladora en su rancho, con la que teje hamacas. Un arte que, según recordó, le había enseñado su suegra. “Ella me enseñó para que cuando ella muera, yo haga esto para sacarles adelante a mis hijos”, dijo en guaraní.

Las hamacas de hilo, pese a que se vendan entre 150.000 o 200.000 guaraníes, las teje para otra persona que luego vuelven a comercializarlas, por lo que ella solo recibe una parte de esa ganancia. Además, tienen su tiempo de elaboración y no siempre hay venta.

A causa de que sus ingresos no son muchos, se ve forzada a realizar labores de limpieza en casa de sus vecinos y por las que le pagan 50.000 guaraníes, que apenas le alcanza para un día.

“Estoy cansada, pero tengo que trabajar aún, y no hay nadie quien nos ayuda”, dijo en guaraní.

Una promesa que hasta hoy no se cumple

Según mencionó Florencia, desde que Felicita murió, las autoridades de la ciudad y del Gobierno le vienen prometiendo ayuda. Ella sigue esperando, pero hasta hoy nadie cumplió.

La esperanza más grande que tiene es poder tener una vivienda digna en la que pueda vivir con sus hijos. Una que le proteja del frío que suele azotar a nuestro país, así como de las fuertes tormentas que se registran cada tanto.

El pequeño rancho bajo el cual se refugian por las noches, resulta bastante frágil frente a esas situaciones climáticas.

Doña Florencia expresó que ya está cansada de que solo se la busque para hablar del día más doloroso, de que se le prometa ayuda, de esperar que la misma llegue.

Todos los materiales serán presentados hoy en los diversos informativos de ABC TV y en el programa “Crimen y Castigo” que va de 18:00 a 19:00 por el mismo canal.

De Fredy Florenciano hay muy poco

Los vecinos de la ciudad de Yaguarón no conocen mucho sobre el violador y asesino de la niña Felicita, Fredy Antonio Florenciano Brítez, de 20 años en esa época. Entre los escasos datos refirieron que él vivía en una casita cercana a la escuela básica N° 5355 María Auxiliadora, a la que asistía la pequeña.

Otras fuentes refirieron que el joven era peluquero y que se dedicaba a eso, pero nunca se supo de dónde exactamente provino.

Fredy cuenta con orden de captura internacional, pero tampoco se tienen datos ni fotografía actualizados del prófugo desde hace 16 años.

ariel.espinoza@abc.com.py

rferre@abc.com.py

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