Los hogares de abrigo hacen malabares para poder subsistir

Con 82 niños (hasta 13 años) y 44 adolescentes, la directora del hogar Unidos en Cristo, Valeria Cáceres, está haciendo malabarismos para poder cubrir todos los gastos. Acusa que un error involuntario del Ministerio de Hacienda causó que en el corriente año hayan dejado de percibir la ayuda estatal de G. 200 millones que recibieron hasta el año pasado y dijo que con la cuarentena las donaciones han disminuido considerablemente

La situación actual hace que los hogares de abrigo no reciban las donaciones para alimentación y educación de los niños. Hacen malabares para que no les falte nada a las criaturas.
La situación actual hace que los hogares de abrigo no reciban las donaciones para alimentación y educación de los niños. Hacen malabares para que no les falte nada a las criaturas.

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Actualmente, la organización Paraguay Protege Familia lleva adelante una campaña para recolectar recursos para asistir a los hogares de todo el país, según necesidad y sin importar a cuál iglesia u organización pertenecen. Las donaciones serán canalizadas a través de la Asociación de Iglesias Evangélicas del Paraguay (ASIEP) y las personas interesadas en colaborar deben contactar al 0982 739180 o a asiepparaguay@gmail.com y paraguayprotegefamilias@gmail.com o FB Paraguay Protege Familias.

Valeria Cáceres explicó que el local de Unidos en Cristo –ubicado en J. Augusto Saldívar– tiene seis casas, una institución educativa (maternal hasta tercer año) y además de los gastos de alimento y vestimenta de los niños, niñas y adolescentes a su cargo, también tienen que cubrir los costos de los salarios de 25 profesores y otros profesionales que integran su equipo técnico, como psicólogos, trabajadores sociales, etc.

Por otro lado, el albergue de Ciudad del Este tiene 35 personas, madres mayores de edad especiales con sus hijos y cada una tiene 2 o 3.

“Con este tema de la pandemia, gracias a Dios no nos podemos quejar nosotros porque salud hay. También pudimos verificar que desde que nos aislamos ni un solo chico se me llegó a engripar. Como no entró ni salió nada, es la primera vez que no tuve necesidad de usar un solo antigripal”, comentó.

“La pandemia nos afectó muchísimo, especialmente en Ciudad del Este donde la parte económica cayó completamente. En la parte de víveres bajó muchísimo y muchos de los que nos ayudaban tienen sus negocios cerrados y nos avisaron de que la situación está difícil y que una vez que reabran, van a volver a ayudar. Hay empresas que cerraron y nos donaron sus productos. Hay un supermercado que nos sigue enviando panificados. O sea, si Dios cerró una puerta, vemos que abrió otra. Nosotros tenemos en nuestros depósitos víveres como para aguantar un mes, pero no todo es comida. Nosotros también necesitamos productos de higiene personal, no tenemos quien nos dé alcohol en gel, lavandina. Acá tenemos a más de 100 niños ¡Imaginate!”, explicó la directora.

Comentó que una funcionaria del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia consultó qué necesidades tenían y le explicaron, pero hasta ahora no tuvieron respuesta. Con relación a la ayuda estatal, el error que los dejó fuera de la lista es que nunca llegó el correo de Hacienda para presentar su pedido porque pusieron una dirección errónea. Cuando llamaron de la institución a consultar por qué no se presentaron, lo hicieron inmediatamente pero igual como ya estaba fuera del plazo, no se aceptó. De esa manera, dejaron de percibir el auxilio de G. 200 millones anuales que el Estado les solía proveer. “Es difícil pero vamos a seguir trabajando porque esta es nuestra misión, tenemos un mandato de Cristo a seguir, espero que otra puerta se va a abrir. Ahora mi mayor preocupación es la escuela, estamos solicitando subsidio del MEC porque tenemos escuela privada. Me reí porque decía una publicación de ABC justamente que “aquellas instituciones que cobren hasta G. 600.000 (mensuales) va a poder tener subsidio o un préstamos del MEC para poder pagar a sus profesores. Nosotros cobramos 30.000 guaraníes a los alumnos de afuera que es solo para poder pagar a la limpiadora, porque a nosotros nos ayudan los donantes que este año, por el coronavirus, ya no están pudiendo”, explicó, tras comentar que se vio obligada a prescindir de los servicios de 9 integrantes del equipo técnico.

La preocupación de Valeria Cáceres es compartida por los encargados de otras instituciones de todo el país, que sufren las consecuencias de la escasez de las donaciones. Diana Wilde, directora de Misión Esperanza, por ejemplo precisó que las donaciones se redujeron en un 60%.

Con un bebé nacido en enero pasado entre sus albergados, que se suma a los niños de hasta 4 años, la leche y los productos de limpieza hacen parte de las prioridades del hogar.

El Puente, hogar de niñas que alberga a menores de 7 a 14 años, necesita productos de higiene personal, leche, ropa, toallas, etc., al igual que el Hogar Guadalupe, que tiene a niños de 5 a 18 años.

Desde el Hogar Chiquitunga –con 22 niñas, adolescentes y bebés (hijos de adolescentes), entre las cuales hay personas con capacidades especiales– se envió a comienzo del mes una lista de víveres y productos de limpieza que necesitan al Ministerio de la Niñez y Adolescencia.

Procesos están paralizados

La directora del hogar Unidos en Cristo, Valeria Cáceres, también expresó su preocupación por la paralización de las causas judiciales que afectan a los niños que están a su cargo.

Explicó que actualmente hay entre ocho y quince, niños, niñas y adolescentes que ya están en condiciones de salir debido a que sus procesos están en la etapa final.

Sin embargo, con la paralización de la actividad judicial dispuesta por la Corte Suprema a causa de la emergencia sanitaria por covid-19, decisión del Gobierno Nacional, el cual amplió una semana más la cuarentena, dichos juicios se encuentran paralizados.

rferre@abc.com.py

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