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La cinta muestra cómo los niños sobreviven alimentándose únicamente un par de veces al día, muchas veces con reviro (harina, aceite y sal cocinados), y que les sirve para aguantar las jornadas de diez y doce horas de trabajo.
“Me gusta el mate sin trabajo infantil” fue presentado recientemente en el Senado argentino, nació fruto de la campaña promovida por Patricia Ocampo y Jorge Kordi, para destapar las condiciones de pobreza que asolan a los tareferos o recolectores de la yerba.
La abogada Ocampo explicó que los chicos “de cinco años en adelante” acompañan a sus padres a las cosechas en las que viven mientras trabajan recolectando yerba mate “en un principio como un juego” .
“Muchos de ellos vienen de generaciones de tareferos –quienes cosechan la yerba– y viven en improvisados habitáculos construidos entre tacuaras y lonas, carecen de baños y letrinas”.