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“Sobre esta espléndida región se ha ido concentrando, especialmente en los últimos años, una densa nube de tinieblas: guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abandono, y todo esto en medio del silencio de tantos y la complicidad de muchos. Oriente Medio se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra”, dijo.
Agregó: “Y existe el riesgo de que se extinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas en la fe, desfigurando el mismo rostro de la región, porque un Oriente Medio sin cristianos no sería Oriente Medio”, arguyó.
“La indiferencia mata, y nosotros queremos ser una voz que combate el homicidio de la indiferencia”, lanzó.
“Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien solo puede tragarse las lágrimas, porque Oriente Medio hoy llora, sufre y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas”, dijo el Papa.
“Les decimos: ‘Estamos cerca de ustedes’”, agregó Francisco, al mencionar una región que es “encrucijada de civilizaciones y cuna de las grandes religiones monoteístas”.
El Papa destacó la importancia de una región donde “se conservan ritos antiguos únicos e inestimables riquezas del arte sacro y de la teología; allí pervive la herencia de los grandes Padres en la fe. Esta tradición es un tesoro que hemos de custodiar con todas nuestras fuerzas, porque en Oriente Medio están las raíces de nuestras mismas almas”, recalcó.
El líder de 1.300 millones de católicos en el mundo reunió en Bari a casi todos los jefes de las diferentes confesiones cristianas en Oriente Medio.