“Apuesta a lo grande”, dijo a la AFP Susan McManus, politóloga de la Universidad del Sur de la Florida.
A punto de culminar su primer año en el Senado, Cruz capitaneó los esfuerzos del Partido Republicano por introducir recortes y medidas para desmantelar la ley de salud del presidente Barack Obama (conocida como Obamacare), durante el forcejeo por el presupuesto que obligó al cierre parcial del gobierno por más de dos semanas y dejó a Estados Unidos al borde del default.
“No te enfrentas a la clase dirigente de Washington, no intentas cambiar Washington y no intentas sacarnos de un desastre épico como Obamacare, y esperas que va a ser un camino fácil”, subrayó Cruz el sábado.
¿Un intransigente o un héroe del hombre común que no se doblega ante los poderosos? Lo cierto es que el polémico senador, graduado de abogado en Harvard, gana una notoriedad en los medios que muchos de los veteranos congresistas envidiarían.
Casado y con dos hijas, Cruz nació en la ciudad canadiense de Calgary en 1970, de madre estadounidense y padre cubano, un inmigrante que llegó a Texas a mediados de los años cincuenta, tras luchar por la revolución en la isla.
En 2012 ganó contra pronóstico el curul de Texas en el Senado con el apoyo de las organizaciones de base asociadas al Tea Party, el movimiento de rebeldes antigobierno, antiimpuestos, y muy conservadores en asuntos sociales, religión y control de armas.
Cruz “busca aumentar su figura retando el liderazgo tradicional del Partido Republicano, tratando de posicionarse como la nueva figura, la nueva voz y el nuevo líder”, dijo Tinker Salas a la AFP.
Pero sus tácticas son vistas de altisonantes e intransigentes por los veteranos y más moderados de su partido en el Senado, la señorial institución estadounidense, donde los novatos usualmente no se hacían notar.