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Decenas de policías con perros rastreadores revisaron la zona remota en busca de pistas sobre lo que la revista católica italiana Familia Cristiana calificó como “un robo sacrílego que probablemente fue encargado por alguien”.
Corrieri dijo que había descubierto una ventana rota el domingo por la mañana y que había llamado a la policía. Cuando entraron en la pequeña iglesia de piedra, se encontraron con que habían desaparecido un relicario de oro y un crucifijo.
Juan Pablo II, que murió en 2005, adoraba las montañas de la región de los Abruzos, al este de Roma. En ocasiones se escapaba en secreto del Vaticano para caminar o esquiar allí y rezaba en esta iglesia.
El Papa nacido en Polonia, cuyo pontificado duró 27 años, será santificado en Roma por la Iglesia Católica en mayo, lo que significa que el relicario se convertirá en un objeto más llamativo y valioso.
En 2011, el exsecretario privado de Juan Pablo II, el cardenal Stanislaw Dziwisz, dio a la comunidad de los Abruzos sangre del difunto Pontífice como una muestra del amor que el Papa sentía por esas montañas.
La sangre fue colocada en un recipiente circular de cristal y oro y mantenida en una urna de la pequeña iglesia de San Pietro della Ienca, cerca de la ciudad de L’Aquila.
Corrieri dijo que parecía que el incidente fue un “secuestro” más que un robo. “De alguna forma, se ha robado (parte de) una persona”, señaló por teléfono.