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Entre el 18 y el 20 de marzo de 2003, el Gobierno de Fidel Castro detuvo a 75 opositores por “actividades conspirativas”, los que fueron condenados en juicios sumarios a penas entre 6 y 28 años bajo cargos de trabajar para una potencia extranjera.
Varios de ellos, como Martha Beatriz Roque, la única mujer del grupo; Héctor Palacios; el poeta Raúl Rivero, y el economista Óscar Espinosa Chepe, todos condenados a 20 años, fueron excarcelados bajo licencia extrapenal en los años siguientes por motivos de salud.
Esposas y familiares de esos 75 presos formaron el grupo de las Damas de Blanco, que desde entonces piden la libertad de los presos políticos, labor por la cual recibieron el Premio Sajarov del Parlamento Europeo en 2010.
El resto de los detenidos salió de la cárcel entre 2010 y 2011, como consecuencia de un diálogo entre la Iglesia católica y el presidente Raúl Castro, quien sustituyó en el poder a Fidel, su hermano enfermo, en 2006.
“Se mantienen las violaciones contra los derechos civiles y políticos de los cubanos, si bien ya no somos condenados a largas condenas, se mantienen los arrestos y las condenas”, dijo José Daniel Ferrer, otro del Grupo de los 75, condenado a 25 años y liberado tras el diálogo Iglesia-Gobierno.
Según las estadísticas de la oposición, la cantidad de presos políticos bajó de más de 300 a medio centenar.
“Pienso que se ha ganado mucho de allá para acá. No se puede pensar que un gobierno de este tipo cambie de un día para otro, pero nosotros estamos mucho más fuertes y el gobierno está ya mucho más débil”, dijo Héctor Palacios.
Continúa esencia represiva
LA HABANA (AFP). “Si el Gobierno pudiera mantenerse como estaba en el 2003, lo haría, es decir la esencia del Gobierno no ha cambiado en lo absoluto ni las reformas han cambiado en absoluto el problema de Cuba”, señaló Orlando Márquez, portavoz del Arzobispado de La Habana.
En marzo de 2003 se dio el último arresto masivo de opositores por criticar públicamente al régimen.
“Pero la diversidad cubana de hoy no se expresa solo por el Gobierno y los grupos opositores. En Cuba hay espacios muy variados y no solo oficiales, para debatir e intercambiar sobre políticas económicas, culturales, sociales, la emigración o la religión, algo nuevo que surge tras el inicio de las reformas” , opinó Márquez.