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Los operadores de vuelo habían perdido el control de Progress horas después de su lanzamiento hace una semana propulsado por un cohete Soyuz. El carguero espacial debería haberse acercado el 28 de abril a la Estación Espacial Internacional (ISS) para abastecerla, pero fracasó en su misión.
El Progress comenzó entonces una caída descontrolada hacia la Tierra. La agencia espacial rusa (Roskosmos) no dio muestras de preocupación, pues prácticamente todos las naves espaciales de ese tipo se desintegran en la atmósfera o aterrizan en los océanos, que ocupan la mayor parte de la superficie terrestre.
La caída del carguero no pone en peligro a la tripulación de la ISS, que dispone de varios meses de reservas. Una nave de abastecimiento Dragon, de la compañía SpaceX, llegaría a la ISS el 19 de junio.