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QUITO (AFP).Criticados por la potencial invasión a la privacidad, estos sistemas de vigilancia están ubicados en calles, puentes, puertos, parques, aeropuertos, playas, fronteras y próximamente dentro de los estadios de fútbol.
“A diario recibimos cientos de cartas, solicitudes, para que se pongan cámaras en los barrios”, señaló Navas, y agregó que los centros comerciales podrían integrarse al programa de vigilancia con sus propios circuitos cerrados.
Ni el transporte público escapa a la televigilancia. Hasta finales de año deberán ser instaladas cámaras en unos 55.000 taxis y buses, casi la totalidad del parque automotor público del país.
Cada taxi lleva tres cámaras pequeñas: una adelante, otra atrás y una tercera en el maletero. La filmación se activa apenas el conductor o el pasajero oprimen el “botón de pánico”.
El sistema está diseñado para que el ECU-911 localice por satélite el vehículo, reciba las imágenes y audio, y envíe una patrulla policial o una ambulancia en minutos. En el archivo de la central reposan videos escalofriantes de asaltos, rostros ensangrentados y hasta la de un chofer convulsionando por epilepsia.
“Esto hace sentir segura a la gente y a nosotros mismos, aunque hay pasajeros que creen que ya no podrán hablar mal del Presidente porque van a ser identificados”, comentó William Pallio mientras conduce su taxi.
Analistas creen que el Gobierno tiene vía libre para ampliar el uso de esta tecnología, pues aún son pocos los que cuestionan los vacíos legales en la materia.
“Si en este momento se les preguntara a los ecuatorianos si quieren una cámara en cada esquina, habría un apoyo masivo, porque en el fondo hay un sentimiento, percepción y realidad de inseguridad, pese a los avances”, dijo Lautaro Ojeda, académico y autor de varios libros sobre seguridad ciudadana.
Pero las cámaras son apenas un componente de la estrategia de seguridad lanzada por el Gobierno en 2011, que además incluye recompensas por delaciones, mayor inteligencia y una profunda purga policial.
Hoy el país, con casi 16 millones de habitantes, registra unos 10 homicidios por cada 100.000 personas, mientras en 2008 la tasa era de 18,8. La mejora está asociada en parte al ECU-911, un sistema que por primera vez reunió en un solo sitio a todos los cuerpos de seguridad y salud.
Ubicado en lo alto de una colina de Quito, el ECU-911 es un edificio cúbico con dos modernas salas de televigilancia. Allí se atienden al día miles de llamadas de auxilio a través de la línea 911.