BEIRUT (EFE).“Nosotros empleábamos los vales para comprar pan y alimentos básicos, no sé qué vamos a hacer ahora”, lamentó Nader, un refugiado sirio residente en la localidad libanesa de Arsal.
Como muchos compatriotas suyos que han huido de la guerra, la familia de Nader, integrada por cinco personas, recibía 150 dólares (30 por cada miembro) a través de una tarjeta electrónica que era recargada mensualmente para que pudieran adquirir comida en tiendas de la zona. Sin embargo, hace tres días Nader recibió un mensaje en su celular por el que el PMA informaba de que este mes no recibiría el dinero.
La agencia de la ONU anunció a comienzos de esta semana que suspendía este programa, que cubría a 1,7 millones de refugiados en países vecinos de Siria, por falta de financiación.
La directora del PMA en el Líbano, Gawaher Atif, explicó que se ha llegado a esta situación por varios factores.
“Desde setiembre, los donantes han estado tardando un poco en proporcionarnos fondos, además hay varias crisis en el mundo que requieren también de ayuda como Somalia, el Yemen o Sudán del Sur”, indicó.
Y es que “hay tantas demandas que es difícil reunir el dinero necesario”, agregó Atif, quien destacó que el PMA lanzó a comienzos de este año un llamamiento para lograr 2.000 millones de dólares para la crisis siria, lo que supone un cuarto de su presupuesto total.
Aun así, se mostró confiada en que la asistencia se reanudará lo antes posible, e incluso este mismo mes, eso sí, dependiendo de la generosidad de los donantes.
Pese a que el programa se ha paralizado en los Estados que albergan refugiados –el Líbano, Jordania, Irak, Egipto y Turquía–, la organización continúa “por el momento” suministrando ayuda dentro de Siria. Para reactivar el programa se necesitan US$ 64 millones.