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MADRID (AFP). El rey Juan Carlos, con quien Suárez había mantenido una estrecha relación, lamentó la pérdida de “un colaborador excepcional” y “un amigo leal”.
“Pero el dolor no es obstáculo para recordar y valorar uno de los capítulos más brillantes de la historia de España, la transición, protagonizada por el pueblo español, impulsada por Adolfo y yo junto con un excepcional grupo de personas de diferentes ideologías”, afirmó el monarca, de 76 años.
Antiguo hombre del aparato franquista, Suárez había sido encargado en 1976 de formar gobierno por el rey, tras su coronación el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador Francisco Franco.
El mandato de Suárez fue ratificado después en las primeras elecciones democráticas, en 1977.
Se convirtió así en una de las figuras más emblemáticas del delicado periodo que permitió a España pasar página de una dictadura iniciada en 1939 tras tres años de Guerra Civil.
Suárez “es una de las figuras más importantes y positivas de nuestra historia común”, afirmó el jefe del gobierno, Mariano Rajoy.
“Es el momento de mostrar nuestro respeto y nuestro agradecimiento a aquel hombre de concordia que hizo posible la democracia en España y nos abrió las puertas de Europa”, agregó.
Para el presidente francés, François Hollande, con la muerte de Suárez “se apaga una de las grandes figuras de la España contemporánea”.
Las banderas ondeaban a media asta y se decretaron tres días de luto oficial a partir de hoy, cuando la capilla ardiente debía instalarse con todos los honores en el Congreso de los Diputados.
Desde allí el féretro será trasladado a Ávila, provincia de donde Suárez era originario, para ser enterrado el martes en su Catedral. Un funeral de Estado tendrá lugar “la próxima semana” en la Catedral madrileña de la Almudena, anunció el gobierno.
Aquejado de Alzheimer desde hacía 11 años, el expresidente había sido hospitalizado el lunes en una clínica de Madrid.
El viernes, su hijo Adolfo Suárez Illana había anunciado que el estado de salud de su padre se degradaba y el desenlace era “inminente”.
Durante el gobierno de Suárez se llevaron a cabo las principales reformas para que España se convirtiera en una democracia, como la legalización de todos los partidos políticos y la redacción de la Constitución.