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Mandela dejó su patrimonio, valorado en 4,1 millones de dólares, a su esposa Graça Michel, a miembros de su familia, a varios colaboradores, a escuelas y a su histórico partido el Congreso Nacional Africano (CNA), con el fin de promover “políticas de reconciliación” entre los sudafricanos.
No le dejó nada a su segunda esposa, Winnie Madikizela, que reclamaba la mitad de su patrimonio, según publicó el Mail&Guardian, el diario más vendido en Sudáfrica, en su versión digital.
Mandela, muerto el 5 de diciembre, tiene más de 30 descendientes entre hijos, nietos y bisnietos, nacidos de sus dos primeros matrimonios.
Las tres hijas que sobreviven a Mandela y su hijo Makghato, fallecido en 2005, ya recibieron de su padre 300.000 dólares cada uno.
A varios de sus nietos y a dos hijos de su viuda, Graça Machel, con la que Mandela no tuvo descendencia, les corresponde una cantidad similar.
Machel ha renunciado a sus derechos sobre el 50% la herencia. La renuncia de Machel es condición necesaria para que se haga efectivo el pago de las cantidades fijadas para sus hijos.
Los beneficios llegan también a quienes trabajaron para Mandela, en su actividad política y también en el día a día de su vida doméstica.
La célebre secretaria de Madiba, Zelda La Grange, recibirá 50.000 rands (más de 3.300 euros), la misma cantidad que las limpiadoras, cocineras y el resto de personal que se ocupó del cuidado de las residencias de Mandela desde que salió de la cárcel.
En su testamento, Mandela dejó más de 6.600 euros a todas las instituciones educativas por las que pasó a lo largo de su vida.