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Será la primera vez que un tribunal africano procese a un líder político de otro país en el continente.
Desde 2002, los grandes criminales de la historia africana reciente han sido juzgados por la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, creada para conocer los tres delitos más graves: genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Habré no pudo ser llevado ante esta corte porque los crímenes que se le achacan –40.000 asesinatos y 200.000 casos de torturas– se remontan a la década de los 80 y la CPI no tiene jurisdicción sobre ellos.
Al solicitar Bélgica la extradición del conocido como “Pinochet africano”, a instancias de víctimas refugiadas en el país europeo, la ONU y la Unión Africana (UA) acordaron la creación de un tribunal especial en Senegal, donde Habré permanecía bajo arresto desde 2005.
Senegal, que aplicará por primera vez los principios de la justicia internacional en suelo africano, también fue el primero en adherirse al Tratado de Roma que creó la CPI, cada vez más denostada en el continente.
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha acusado varias veces a la CPI de practicar “colonialismo”; Kenia ha vivido como una intromisión la causa contra su presidente, Uhuru Kenyatta, y la propia UA ha acusado al tribunal de practicar una “caza racial” contra los africanos.
Su argumento es que la CPI solo ha juzgado a criminales africanos desde su creación: Libia, Sudán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Uganda, Costa de Marfil o Kenia.