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Las palabras del Hawking, que hablan de paz y esperanza, van acompañadas de un fondo musical compuesto por el músico griego Vangelis, conocido por ser el autor de la banda sonora de la famosa película “Carrozas de Fuego”.
Según la hija de Hawking, se trata de “un bello y simbólico gesto que crea un vínculo” entre la vida de su padre y “su deseo de ir al espacio y sus exploraciones del Universo”.
Familiares, científicos, astronautas, actores y jóvenes se dieron cita ayer en Westminster para honrar al hombre que sentó las bases de la cosmología moderna y acercó al gran público, de manera didáctica y relativamente sencilla, el complejo mundo de los agujeros negros.
Al servicio religioso se sumaron también unas mil personas procedentes de más de cien países, que, tras un sorteo hace semanas, obtuvieron entradas para despedir a Hawking, fallecido el 14 de marzo a los 76 años en Cambridge, en cuya universidad trabajó hasta el final.
Las cenizas de Hawking fueron depositadas en el suelo del denominado rincón de los científicos de la histórica Abadía, donde reposan científicos como Michel Faraday o James Clerk Maxwell y entre las lápidas de Newton y Darwin.
La lápida de Hawking lleva, además de su nombre, su ecuación más famosa que describe la entropía de un agujero negro.