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Algo parecido ocurre en el sistema electoral chavista en Venezuela donde, por ejemplo, en las últimas legislativas, el 26 de setiembre de 2010, el oficialismo obtuvo el 48% de los votos, y se adjudicó el 60% de las bancas.
Mientras que la oposición, habiendo ganado esas elecciones, con el 52% de los votos populares, por el “sistema democrático chavista” le otorgaron solo el 40% de los escaños.
Y, por otro lado, en las elecciones legislativas de este domingo, de acuerdo con la información de la autoridad electoral, la oposición obtuvo el apoyo de 64,07% de los votantes, mientras que el chavismo alcanzó el 32,93%.
Y, aun así, se busca restar a la oposición su clara ventaja mayoritaria.
A lo largo de la era chavista, sus mentadas victorias electorales rara vez significaron una mayoría de los votos populares.
El caudillo Hugo Chávez, con todo el aparato estatal y todo el dinero del petróleo en su mayor auge, llegaba a sobrepasar el 50% de los votos.
Pero siempre quedó claro que Venezuela estaba dividida en dos grupos más o menos igualados, y nunca el chavismo ha tenido la gran mayoría del pueblo a su favor, como pretende hacerlo creer.
Y todo esto, contando con el uso discrecional del aparato estatal a su favor, el práctico monopolio de los medios de comunicación (casi todos en manos oficialistas) y la estructura electoral y judicial en manos chavistas.
Y esto es únicamente lo relacionado con lo electoral que, al fin y al cabo, no define por sí solo a una democracia.
La desinstitucionalización de la República, la anulación del Estado de derecho, la sectarización, son los elementos antidemocráticos que definen al régimen chavista.
Liberal-comunistas y neoliberal-facistas
En los tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner, quienes nos oponíamos a su autoritarismo éramos acusados, en un despliegue de ignorancia ideológica y muestra de su sectarismo radical, como “liberal-comunistas”.
Hoy, los autoritarismos, que se autodefinen como “progresistas” mientras apoyan a la dictadura cubana, la más antigua de Latinoamérica, llaman a sus detractores “neoliberal-facistas”... en otro despliegue de gran ignorancia y de radical sectarismo.
lduarte@abc.com.py