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PARÍS (AFP). Los observadores apuntan ahora a un más que probable cambio de gobierno para reemplazar al primer ministro Jean-Marc Ayrault o a algunos miembros de su gabinete.
El partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP) se perfila como el gran ganador de estos comicios, tras haber arrebatado a la izquierda ciudades como Pau, Angers o Quimper.
Como gran consuelo, los socialistas lograron conservar la alcaldía de París, donde Anne Hidalgo, hija de inmigrantes españoles, se impuso ante la candidata de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet.
La UMP, en la oposición desde la victoria de Hollande en 2012 frente al presidente saliente Nicolas Sarkozy, se felicitó por la victoria, alimentada por la impopularidad del líder socialista en un contexto de crisis económica.
“El primer partido de Francia es la UMP”, dijo el presidente de la formación, Jean-François Copé.
El gobierno reconoció la derrota. “Tomamos nota, son (resultados) decepcionantes. Hemos concentrado las elecciones en los temas locales (...) pero tenemos que admitir que tuvieron una dimensión nacional”, dijo la portavoz del gobierno, Najat Vallaud-Belkacem.
Vallaud-Belkacem evitó sin embargo pronunciarse sobre una eventual recomposición del gabinete en momentos en que Hollande aún no ha llegado a la mitad de su mandato (2012-2017).
Ultranacionalistas
Por su parte el FN de Marine Le Pen logró imponerse en al menos seis ciudades, incluyendo Frejus y Beziers, en el sur, aunque perdió en Aviñón frente al candidato socialista.
El vicepresidente del partido, Florian Philippot, reivindicó “el mejor resultado de su historia en elecciones municipales”.
Desde que en 2011 Marine Le Pen tomó la riendas del Frente Nacional, su labor para borrar la imagen “demasiado extremista” que tenía bajo la dirección de su padre, Jean-Marie Le Pen, parece dar sus frutos, aunque la agrupación ha mantenido el discurso nacionalista, antieuropeo y antiliberal que seduce a cada vez más franceses.