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Durante una semana, el país más poblado del mundo se paraliza y cientos de millones de personas visitan sus lugares de procedencia para recibir el año 4717, del Cerdo de Tierra, asociado con la fertilidad y la prosperidad, y cuya imagen ya aparece en muchas señales e insignias del gigante asiático.
Muchas ciudades se vieron la pasada noche “bombardeadas” por petardos y fuegos artificiales, encendidos para ahuyentar malos espíritus, aunque en grandes urbes como Pekín no pudieron escucharse porque han sido prohibidos a fin de evitar mayor contaminación y por razones de seguridad.
Los chinos comenzaron el año cumpliendo tradiciones ancestrales, mezcla de superstición y costumbre, que tienen un solo fin: alejar infortunios y atraer buena suerte, prosperidad y abundancia.