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KUALA LUMPUR (AFP). Hasta el momento cinco ciudadanos norcoreanos son sospechosos de estar implicados en el asesinato de Kim Jong-Nam el 13 de febrero pasado, lo que provoca la cólera de Corea del Norte, que acusa a Malasia de asociarse con “fuerzas hostiles” para dañar su reputación.
El video, grabado por el circuito cerrado de TV de la estación aérea y publicado por el canal japonés Fuji TV, supuestamente muestra el asalto de una mujer a Kim Jong-Nam. Se cree que la agente le cubrió el rostro con un veneno de acción rápida.
Cuando Kim Jong-Un llegó al poder en 2011, su hermano mayor expresó sus dudas sobre sus capacidades para gobernar.
En medio de esta tensión, Malasia llamó a consultas a su embajador en Pyongyang, y convocó al embajador norcoreano, Kang Chol, para asegurarle que estas acusaciones “carecen de fundamento”.
La crisis comenzó cuando la policía malasia rechazó las demandas de los diplomáticos norcoreanos de que se entregue a Corea del Norte el cuerpo de Kim Jong-Nam, que aparentemente fue envenenado.
El embajador Kang Chol dijo que Malasia sufría presiones de Corea del Sur para difamar al Norte y además reiteró que la víctima no es Kim Jong Nam.
Pero, extrañamente, el Gobierno de Norcorea pretende impedir que Malasia realice la autopsia, insistiendo que el cuerpo les debería ser entregado directamente.
Corea del Sur, por su parte, acusó al Norte al citar la existencia de una “orden permanente” del dictador Kim Jong-Un para eliminar a su hermano, que era muy crítico con el cerrado régimen comunista de Pyongyang.