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No anular la prohibición del burkini –que rige en una treintena de localidades playeras francesas desde principios de agosto– “sería perder una ocasión para acabar con los ataques a las libertades de expresión y religión de las mujeres y a su derecho de no ser discriminadas”, declaró Amnistía.
La más alta jurisdicción administrativa francesa examina un decreto municipal que prohíbe el uso del burkini y su decisión sentará jurisprudencia sobre esta cuestión.
A los efectos, Amnistía previno de que su prohibición en Francia “se funda y nutre en prejuicios e intolerancias” y no, como pretextan las autoridades francesas, en la protección de los derechos de las mujeres, en razones de seguridad, higiene u orden público”.