Vuelven a utilizar balsas por falta de camino en San Pablo

En el distrito de San Pablo, situado a orillas del río Jejuí, revivieron las balsas para poder cruzar el cauce hídrico a fin de llegar a San Pedro de Ycuamandyyú. Cuenta con puente nuevo, pero desde noviembre del año pasado el acceso está cortado por efecto de la riada que afectó a la zona. Los pobladores se ingenian por la ausencia del Ministerio de Obras Públicas.

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SAN PABLO, departamento de San Pedro (Omar Acosta, corresponsal). Familias de diversos distritos del segundo departamento continúan golpeadas por las inundaciones a causa de los desbordes de los diferentes cauces hídricos. El fenómeno natural se registra desde mediados de noviembre.

Comenzaron el nuevo año en medio de impotencia y desesperación, ya que los caminos están destrozados y varias zonas rurales se encuentran aisladas. También es sumamente preocupante la destrucción de cultivos agrícolas, la falta de fuentes de trabajo y la insuficiente asistencia del Estado.

En San Pablo el río Jejuí desbordó e inundó varias casas. La población, con constantes manifestaciones y reclamos, logró que el gobierno anterior construyera un puente sobre el recurso hídrico para sacar del aislamiento a la población y conectar al sector sur del departamento con la capital departamental, San Pedro de Ycuamandyyú.

Con la habilitación del puente de hormigón armado cesaron los servicios de la balsa y de los paseros que trabajaban en botes. Pero, tras las inundaciones de los caminos, la población tuvo que improvisar una balsa.

“Antes usábamos la balsa por falta de puente; ahora usamos la balsa para llegar a nuestro puente”, comentó Eugenio González.

Los pobladores hablan del desinterés total de los responsables del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) en apoyar a la comunidad de San Pablo. Ante esa situación, además de improvisar el servicio de balsa, se vieron obligados a construir una precaria pasarela de madera.

También reaparecieron los paseros que realizan el trabajo en botes a cambio de un cierto monto. Por el cruce de motocicletas cobran G. 15.000 y el pasaje por persona G. 10.000; el cruce de vehículos livianos en balsa cuesta G. 50.000.

En similar situación de aislamiento están las poblaciones rurales de San Pedro de Ycuamandyyú, Puerto Antequera, Tacuatí, Nueva Germania, Santa Rosa del Aguaray, Lima y otros.

Debido al aislamiento, prácticamente no existen fuentes de trabajos. Los oleros son lo que más se quejan de las pérdidas y siguen sin poder trabajar, así como los productores agrícolas.

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